Me levanto temprano, tomo mi bolso de viaje, echo un par de trajes de baño, unas cuantas poleras, unos condones( para mi seguridad personal) y parto rumbo a la mejor invitación que podría haber recibido. Ya en la estación de trenes y en la fila para abordar el mío, pasa lo inesperado, se escucha por alto parlante lo siguiente:“ El tren rumbo a Valencia ha tenido un problema técnico, por favor acérquense a la boletería para que les den un ticket y viajar en bus o solicitar la devolución del dinero”. Mi cara se derrumbó, la gente en la estación se enfureció y me di cuenta que en bus no llegaría a la hora que debía para zarpar. Me pongo en la fila para que me devuelvan el dinero sin saber qué hacer, ¡ no podía perder esa invitación! Delante mío habían dos tipos que hablaban de arrendar un auto para ir a Valencia. Rápidamente les pregunté si podía unirme a ellos y me dijeron que sí. A su vez, otro tipo que estaba en la fila junto a su hijo, pidieron unirse al arriendo del vehículo. Finalmente, éramos 5 pasajeros retirando el dinero y arrendando un auto. Me volvió el alma al cuerpo cuando ya estábamos los 5 desconocidos arriba del auto y camino a Valencia. El viaje fue muy entretenido y terminó obviamente con una foto de los 5 en Valencia con nuestro auto improvisado. Mauricio me esperaba en el puerto, fue una tremenda alegría verlo. Conversamos unos minutos y luego que me pidió que lo acompañara a buscar un encargo.
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