EL CRÁNEO DE
CRISTAL
A los investigadores sólo les quedaba una
forma para intentar averiguar si era o no una
reliquia: analizar la técnica con la que había sido
tallado. Eso les daría una idea de los instrumentos
empleados y de si, por tanto, era o no un objeto maya.
No se encontraron arañazos ni trazos en el cristal que
indicaran que hubiera sido esculpida con instrumentos de
metal, por lo que concluyeron que se debieron usar diamantes
y que todos los detalles de la calavera probablemente se
esculpieron usando una solución de arena de silicona y agua,
un trabajo meticuloso y agotador para el que, de haberse
hecho así, los Mayas hubieran necesitado nada menos que
300 años para concluirlo. Asimismo, encontraron que en su
interior contenía un prisma bien formado, así como túneles
para que pasara la luz; las cuencas de los ojos albergaban
lentes cóncavas perfectas, por lo que, cuando se iluminaba por
debajo, la calavera se encendía como si estuviera ardiendo.
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