REVISTA SAPO GORMET REVISTA SAPO GOURMET 07 | Page 51
Me subo a su auto y huele a él, esa mezcla
entre piel, loción y trago. Nos bajamos
al restaurante y se pone el saco. En ese
momento vuelve a subir una nube de su
esencia.(Deliciosa por cierto).
¡Ay!, me toma la mano y quedo con su loción.
Para ese momento ya mi cerebro se apagó y
sólo queda el instinto.
De regreso, cerramos la puerta con apuro,
nos besamos con sed de labios, de saliva, de
enredar las lenguas, me hace adicta a esos
besos. Con mordiditas, chupándolos cual
ventosa, cortitos, con la punta de la lengua,
largos, muy largos, provocando una cantidad
de sensaciones.
Meto mis manos en su pelo, me encanta
despeinado. Le da un aire travieso. Me gusta
retarlo, jugueteando, toquetearlo, hacerme
la remolona. Para alargar el momento, seguir
con los besos, con las risas y las cosquillas.
Me persigue, me atrapa, me muerde. ¡Auch!
Muy sexy, muy rico. Procaz. Irrespetuoso. Me
tira sobre la cama, literalmente me arranca la
ropa, con ese deseo que me marea, peligroso,
acechante. Cuerpo tibio y recio. Moreno.
Casi rudo, toma mi cintura, me penetra, con
fuerza, con ritmo, profundo, placentero.
Cierro los ojos, no quiero que termine, los
vuelvo a abrir, me cruzo con su vista, nuestras
miradas se conectan con la misma intensidad
que los cuerpos. Hasta que llega ese rayo
eléctrico del orgasmo que te sacude el alma
y el cerebro, donde guardamos esa sensación
intima, única…
Muy quedito, me dice en la oreja: cierra los
ojos, ¡deja de pensar!
Me abraza tierno y se acurruca en mí,
estrechamente unido. Meto mi nariz en su
cuello, para volverme a embriagar, de ese, su
aroma, que me envuelve, transformado en la
huella que queda en mí, después de hacer el
amor.
Por: Lucia Bueno, México.
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