Revista Salud en Armonía Revista Salud en Armonía Edición 23 | Page 14
NU
TRICI ÓN
HOY EN DÍA, el ritmo de vida tan acelerado no
nos permite analizar muchas veces lo que estamos
comiendo. Buscamos alimentos que sean fáciles de
preparar, o peor, que ya estén listos para comer. Así
que recurrimos a las comidas rápidas listas desde una
ventanilla o de pie en una banqueta; aunque estamos
olvidando el objetivo real de los alimentos, esto es,
mantenernos vivos y sanos.
Muchos podrán alegar el placer del gusto y textura de los
alimentos, y no se niega que es un factor imprescindible.
El deleite que obtenemos al comer
alimentos altos en carbohidratos y/o
grasas tiene un sustento fisiológico,
además existe todo un “soporte” cultural
en el que se nos ha condicionado a
creer que determinada cantidad y
tipo de proteínas, por ejemplo, son
indispensables para crecer sanos y
fuertes.
Lo cierto es que hoy contamos con gran cantidad de
estudios clínicos, de gran peso científico que nos
demuestran que existe una definitiva, asimismo una
contundente relación entre lo que ponemos en nuestra
boca y las enfermedades que desarrollamos; en especial
el Cáncer, y en el caso del de mama, que tanto ha
afectado a nuestro país, es debido tanto a la cantidad
de proteínas de origen animal que se consume (leche,
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queso, yogurt, pollo, pescado, puerco, res, borrego, etc.),
así como a la gran ingesta de grasas.
Sí, esas temibles grasas que
nos “engordan” o a aquellas que
pudiéramos suponer son “buenas”,
están directamente relacionadas con el
nacimiento del cáncer en la mujer.
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