Tratamiento Rehabilitatorio
Como buen médico rehabilitador, haré hincapié en la prevención, que será
siempre el mejor tratamiento. Para las personas que realizan deportes, el uso
del equipo necesario como protectores articulares en tobillo, verificar
que las superficies donde se realiza el ejercicio o deporte sean las
adecuadas, el perfecto calentamiento y estiramiento articular antes
de realizar la actividad deportiva son indispensables para evitar
un esguince y para el resto de la población que también puede
afectarse por esta lesión, las recomendaciones son el uso de un
calzado seguro y confortable para el tobillo, mantener fuertes
nuestros músculos alrededor de la articulación y observar
bien por donde caminamos serían las recomendaciones
principales.
Grado III: Existe
una inestabilidad
articular evidente, ruptura
completa del ligamento,
dolor intenso, deformidad e
inflamación evidentes. La persona
no puede apoyar el pie en el suelo ni
caminar. Estos son los más graves
y suponen la ruptura completa de
uno o más ligamentos. Se precisan
ocho semanas o más para que los
ligamentos cicatricen o necesiten
tratamiento a base de cirugía.
Lesiones acompañantes
Algunos esguinces de tobillo
también se pueden acompañar
de otras lesiones como: fracturas
por avulsión, lesiones al cartílago
articular, lesiones a nervios
cercanos al esguince provocando
neuralgias en tobillo; por ello este
tipo de lesión necesita una adecuada
valoración con tu médico especialista
en rehabilitación física, quien
además de explorarte clínicamente,
te puede solicitar estudios
(radiografías de la articulación
del tobillo, ultrasonido de partes
blandas) para complementar su
diagnóstico, clasificar el tipo de
esguince y poder así brindarte el
mejor tratamiento.
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Y ateniendo un diagnóstico de esguince
de tobillo se iniciarán los cuidados
primarios en la fase aguda que
serían: reposo deportivo,
ingesta de medicamentos
antiinflamatorios, vendaje
compresivo o vendaje
neuromuscular, elevación
de la extremidad afectada
y aplicación de hielo
durante las primeras 72
horas.
Posteriormente se puede iniciar con terapia
física utilizando ultrasonido terapéutico o
laser terapéutico por sus efectos analgésicos y
antiinflamatorios; electroterapia para reducir el edema
periarticular, hidroterapia (uso de tinas de remolino) y
crioterapia (uso de frío); acompañado de movilizaciones
pasivas (realizadas por el terapista) o activas (realizadas por el
paciente) al tobillo para mejorar el rango de movilidad.
Se prescriben también ejercicios de fortalecimiento muscular
periarticular del tobillo, el cual se va graduando dependiendo la
evolución del paciente (tomada de valoraciones subsecuentes
por el médico especialista en rehabilitación), iniciando así con
ejercicios isométricos, posteriormente con ejercicios isotónicos
sin peso y así gradualmente hasta realizar ejercicios con
resistencia progresiva y ejercicios pliométricos; también
simultáneamente ejercicios de propiocpecion y de
actividades funcionales como la reeducación de la
marcha en diferentes terrenos, iniciando en terrenos
planos y posteriormente con rampas y escalones.
Progresando en la terapia física y
según la evolución del paciente se
complementa la terapia dependiendo
las necesidades de cada paciente, pues
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