¿CUÁNTAS veces al día te sientes agradecido o expresas agradecimiento
hacia lo que te rodea? Vivimos en un mundo donde todo corre de prisa, donde
tenemos que estar logrando constantemente, donde es importante cuidar
nuestro cuerpo, alma y espíritu. Pero, ¿como podemos lograr el equilibrio con
tanto por hacer, con tanto por lograr?
Vivimos constantemente con la sombra del pasado y la angustia
por lo que vendrá en el futuro, desesperados por mantener el
equilibrio entre ser padres, hijos, hermanos, amigos; mantenernos
saludables, educados, espirituales, por ayudar a quienes lo necesitan.
En fin, perdemos el equilibrio por querer cubrir hasta lo que no nos
corresponde, juzgando a otros, así como a nosotros mismos.
Una herramienta muy práctica y sencilla para calmar toda esta ansiedad, por
controlar diversas situaciones en nuestra vida, y la necesidad de pertenecer
o de lograr es la gratitud. La gratitud es una práctica que nos ayuda a
sentirnos felices, y nos regala una mejor capacidad para enfrentar las
situaciones negativas que se puedan presentar en nuestro día a día.
La gratitud nos ayuda a mantenernos presente, a enfocar nuestra
atención en lo que tenemos en este momento y no en lo que perdimos
en el pasado.
Recuerda que tus pensamientos van formando y creando tu realidad, y si
solamente te enfocas en situaciones negativas o de carencia, será un reflejo
de ello.
Por el contrario, si enfocas tu atención en lo positivo, en la abundancia
de tu vida, en los pequeños o grandes regalos que vives minuto a
minuto, tu realidad también será un reflejo de ello, creando así una
vida con mayor equilibrio.