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¿Si me aproximara a contemplar la belleza?
¿Seguirías tan inmóvil? ¿Seguirías en espera?
Mirando hacia esa fuente, qué miserable es la
vida, qué agobiantes son tus silencios. Es el
estanque el que te estanca. El amor nos daría vida
o la vida nos daría el amor. Quiero amarte, debo
amarte. Quizás eres un trozo de nada para otros,
pero eres la sangre de mis venas, eres arte en las
arterias. Venus misma está celosa, llena de rabia y
de pena. Se enoja porque te doy a ti lo que piensa
que le corresponde a ella. Que los dioses del
Ondina de plata
El amor estancado
Olimpo me castiguen si desean, nadie me separará
de ti, mi bella amada primavera.
Hasta la médula por siempre tuyo, con amor dolor
y penas, mis pasiones las entrego ante tu sublime
presencia. Tú sigues ahí, yo aquí. Y el amor
estancado.
Melifluos son tus besos, tan cálidos tus labios y
tanta frialdad tienen los míos que no quiero
distanciarlos…Estoy aquí, te sigo esperando. R
Escultura de mármol del argentino Lucio Correa
Morales, también conocida como La Primavera.
Es una pieza de sello academicista que, aun
cuando evoca a las ninfas del agua de la
mitología escandinava, buscó ser un homenaje a
la mujer americana. El yeso original de esta obra,
realizada mientras el autor se formaba en
Florencia gracias a una beca otorgada por
Sarmiento, integra hoy el patrimonio del Museo
de Bellas Artes de Mendoza. La primera versión
en mármol de esta escultura es la que se
encuentra emplazada en el centro de la fuente La
Primavera en el Jardín Botánico Carlos Thays.
Lucio Correa Morales nació el 3 de julio de 1852
en una estancia de Navarro. Se lo considera como
el fundador de la escultura en la Argentina.
Estudió en la Real Academia de Bellas Artes de
Florencia y regresó al país en 1882, cuando
expuso sus primeras obras relevantes: Indio
Pampa y El Río de la Plata. Hasta su
desaparición siguió creando obras notables,
inspiradas en temas nacionales, como Falucho,
El Gaucho o La Cautiva.
Correa Morales viajaba por el interior del país
observando a criollos y aborígenes, a quienes
inmortalizó en sus más sensibles creaciones. Fue
un notable docente en la Universidad de Buenos
Aires, la Escuela Normal de Profesores y la
Sociedad Estímulo de Bellas Artes donde formó a
discípulos con brillo propio, como Rogelio
Yrurtia, Pedro Zonza Briano y Miguel Ángel de
Rosa.