Ese es un razonamiento errado, ya que, la palabra vocación se entiende como:
“Inclinación a un estado, una profesión o una carrera” según la RAE. La vocación es
el “qué quiero hacer en esta vida o quién quiero ser”. Por lo tanto, si solo se
profesionaliza en lo que se cree ser mejor económicamente, se está censurando la
verdadera identidad. Escoger una carrera de alta remuneración puede dar
tranquilidad en el ámbito financiero, pero no garantiza la vocación de servicio, pues
esta no es lo mismo que profesión.
La profesión es aquello en lo que la persona decide desempeñarse de acuerdo con
las habilidades que tiene, mientras que la vocación es a lo que se dedicó con
verdadera anhelación, guiándose por el ser y lo que la hace feliz y plena. Es la
manera en cómo se vive la profesión ya que se le da un sentido a esta misma.
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En conclusión, se entiende que la censura de las ideas afecta a la gente, ya que no
solo esta pierde su autenticidad al intentar camuflarse copiando ideales de moda,
también afecta emocionalmente a través del sentimiento de miedo generado al no
poder opinar libremente por temor al “qué dirán” y a ser reducido o infravalorado
por el resto, causando automáticamente el rechazo. Estas cosas nos llevan a malas
conductas, tales como el plagio, copiando ideas ajenas que alivian la afección que
causa la censura de las opiniones verdaderas.