Revista Replay Nº24 · septiembre 2020 | Page 4

▶ START ENTRE EL MITO Y LA MANGANETA The Eternal Castle Remastered: ¿la remasterización de un clásico olvidado o un engañapichanga de un tano avispado? Cuomo saperlo (?). ▶ Por Sergio Andrés Rondán C ualquier persona que haya vivido en el mundo previo a Internet ha disfrutado de la época dorada de la piratería, copiando a mansalva pilas y pilas de disquetes. Infinidad de jueguitos han circulado por nuestros otrora vibrantes floppy disks, tantos que entre el maremoto de títulos se nos pierden nombres, autores, escenarios, empresas. Eso mismo le sucedió a Leonard Menchiari, desarrollador italiano del The Eternal Castle Remastered: “El juego es, secretamente, una versión remasterizada de un juego pirata en un disquete medio roto y sin título que encontré en un cajón y que nunca terminé cuando era niño”. Sea esto cierto o no, la realidad es que al jugar The Eternal Castle Remastered, uno siente que lo ha jugado en algún momento de su vida. Análoga sensación se da cuando tenés una palabra en la punta de la lengua y no podés largarla. Solo que con este jueguito, no hay palabra que largar ni lengua que soltar, sino, más bien, plataformas que saltar, enemigos que reventar y muchas, pero muchas, caídas que evitar. En este sentido, el juego es un hermoso tributo a todas aquellas aventuras plataformeras que tanto hemos disfrutado en nuestros tanques sin disco rígido, bajo la brillante luz de los monitores de fósforo ámbar o los lisérgicos colores del mundo CGA. “El original que jugué de niño funcionaba en VGA/EGA, pero la versión pirata que conseguí, para ahorrar espacio en el disquete, tenía solo los archivos para correr en CGA/Hercules. A la hora de plantear la remasterización, preferí seguir usando ese CGA: la paleta de colores limitada dio rienda suelta a la imaginación, que fue muy poderosa”. Pero The Eternal Castle Remastered no es simplemente un juego en CGA. Tras esos cuatro colores chillones, hay un trabajo cinematográfico y game design digno de la mano de Jordan Mechner: hay movimientos de cámaras, escenarios con vívidos fondos detallados y mucha fluidez en el personaje que controlamos, los enemigos que enfrentamos y los objetos con los que interactuamos. Detrás de todo ese gameplay en 2D y CGA, los elementos del juego están programados en 3D, lo cual le termina dando esa inmersión característica de clásicos como el Príncipe de Persia o Another World. Al igual que en estos, en Eternal Castle Remastered no faltan infinidades de tropiezos, precipicios, peleas con enemigos ni la angustiante sensación de saber que estás llegando al final del level sin haber sacado todos los secretos. La ilusión de ser un juego programado en los 80 es tan fuerte que nos podemos permitir creer en la idea de remasterización. Pese a que el twittero y arqueólogo digital @ foone haya concluido que todo esto no fue más que un ardid comercial, la realidad es que muchos juegos se han perdido en los océanos de la piratería en floppy disks. Eternal Castle pudo no haber existido, pero su remasterización es, sin lugar a dudas, el mejor homenaje a todos esos plataformeros oscuros que alguna vez jugamos en disquetes gastados de tantas recopias. Más del autor; bit.ly/startRP 4 ▪ revistareplay.com.ar