Revista Replay Nº19 · Noviembre 2019 | Page 15

temporadas. Hubo una época que hacía jardinería y calesita. Compré una calesita sin saber nada de nada. La pusimos con mucho sacrificio y apareció uno de Madariaga y nos puso otra enfrente, donde esta Tía Vicenta ahora. Era superior. Nosotros, con buena atención y picardías, en enero le empatamos y en febrero le sacamos ventaja. En vez de un palito de sortija, ponía dos…, ventajitas. Después nos trasladamos a la Av. 3 altura 578. Ahí la primera calesita la entregué a otro calesitero y él me en- tregó un carrusel. La diferencia entre carrusel y calesita es que la calesita es fija y el carrusel tiene movimiento, sube y baja. Es una atracción más. Ahí estuvimos tres, cuatro años. Después tuvimos la suerte de comprar donde estamos ahora. Enfrente lo único que estaba era el correo y no había nada más, era todo terreno baldío. Yo tenía 26, 27 años, año 68. No tenía un man- go y el escribano Bonanni me dijo: “Métase, usted lo va a poder pagar”. Siempre le agradezco. Lo señé con 50 pesos. En marzo había que dar $555 y después, tres trimestres de $555. En marzo escrituré, hicimos el boleto por $555 y me adelanté un semestre, hici- mos la losa del fondo, adelanté la pista de patín y compré el terreno en donde estamos ahora, esta casa en Escalada. Todo con el trabajo de una tempo- rada. Espectacular. Año 67/68. Ese tipo de temporadas duró hasta los 80. Después cada temporada fue peor que la otra. Tenemos la suerte de que estamos bien ubicados, tenemos un buen local y una excelente atención, con eso nos defendemos. No son las temporadas esplendorosas de antes. Por primera vez en la historia, solo abrimos sábado y domingo. Creo que es el peor momento. Sabemos que Carlos Gesell no veía con buen ojo la cuestión del juego. ¿Tuvo relación con él? Don Carlos nos apoyó. Nos deseó suerte. Estaba en contra del casino, los juegos de cartas, los videojuegos, pero como nosotros estábamos en otra línea más infantil, nos apoyaba. Cuando estábamos en la 107 vino a La Calesita. Teníamos un fotógrafo que le sacó fotos pero no tenía rollo. Lo quería matar. Cuéntenos un poco sobre el juego de la calesita, ¿aprendió mucho? Cuando estaba en la esquina teníamos una calesita de 8 metros de diámetro. Al mudarnos adonde esta- mos ahora nos encontramos con que el terreno era más angosto, así que tuve que modificarla toda. Después compré una calesita espacial con todas sus figuras, por teléfono. Venía _CABECITAS NEGRAS. Por una época consiguieron que Sugus les diera caramelos para los chicos. _SOMOS FANS. Nuestra máquina predilecta de niños, hoy, igual. _TEMPORADA ALTA. Más apretados que en Pueblo Límite. La diferencia entre carrusel y calesita es que la calesita es fija y el carrusel tiene movimiento, sube y baja. Es una atracción más. de Italia. Era muy hermosa, pero no gustó. Se sentía muy fría, incluso venía sin sortija. Tuve que adaptarla. Acá en el fondo hice como 10 calesi- tas entre esqueletos y armados com- pletos. Aprendí a hacer los caballitos con fibra de vidrio. Me quedaban los brazos inflamados porque cuando pulís la fibra de vidrio sale un polvillo que se te incrusta y te lastima. Hemos trabajado mucho y la calesita me dio todo. En mi familia no había antecedentes de ningún calesitero. Inicié una generación. Es un trabajo hermoso. Los chiquitos son amorosos. Tenemos las paredes del local empapeladas con los dibujos de ellos. Es lo mejor que nos pudo pasar. ¿Cómo fue y es la relación con los lugares de videojuegos? En Centerplay ya no está don Pepe; era un viejo jodido, pero tuvimos buenas relaciones. Me decía: “Cabutti, la ficha a 10”, y yo la ponía a 10. Era el que mandaba. Un hombre muy inteligente. Con Sacoa y Enjoy no tenemos relación. Space tampoco. Ratón como yo cuando empecé no queda ninguno, son todas empresas. En general, toda la gente del rubro es gente buena. Para terminar, por favor, necesi- tamos data del juego Buffalo Bill, uno de nuestros preferidos. Lo compré usado en Italia. Fácil tie- ne 35, 40 años. Nunca lo sacamos por- que sigue facturando. Un señor de San Clemente del Tuyú me invitó a viajar a ver juegos. Queríamos mejorar. Fuimos a una fábrica y compramos. Fueron un fenómeno. Trajimos un helicóptero que la gente hacía cola para jugar. Le teníamos que poner un trapo mojado al motor porque recalentaba. Fue mi único viaje para comprar máquinas. 60 años y un sueño “Vamos a cumplir 60 años de ca- lesita en 2021. Espero que la Muni- cipalidad me exima de al- gún impuesto. Tuvimos que desarmar la marquesina del frente porque nos cobraban 60 mil pesos de impuestos”. revistareplay.com.ar ▪ 15