Revista Posada Almayer 5 Almayer 5 | Page 11

Almayer 5 Cocina Cuando la maestra te brindaba su amistad, no te invitaba a su casa, te invitaba a su cocina. Porque era en este lugar donde se “cocinaba” la amistad. En ese espacio tan breve la conversación era muy cálida, muy íntima. No había tiempo para voltear la mirada. Lo que caracterizaba a la cocina era la cafetera que estaba siempre encendida. No se daba abasto. Lista con el aromático café de Atoyac. Puedo aventurarme a escribir que en este lugar tan especial, la amistad se mide por la cantidad de tazas para café que hay en la alacena. Por esta cocina pasaron, además de su familia y amigos, artistas, escritores, políticos, periodistas, universitarios, abogados, luchadores sociales, víctimas de las injusticias del gobierno, ecologistas, maestros y un largo etcétera. dejar el luto, que ya era suficiente el tiempo, que lo dejara a un lado. Todo esto me lo contaba con humor. Con la seriedad de la broma que sólo a ella, la maestra, le conocí. Linguito No sé exactamente a que raza gatuna pertenece Linguito. Podría decir que tiene mucho de persa pero sin la graciosa nariz chata. Su pelo blanco como el algodón, largo y suave contrastaba con el paisaje tropical que rodeaba la casa de la maestra. Además, sus ojos de un verde dorado lograban cautivarte. Lo que más caracterizan a este tipo de gatos es su sorprendente inteligencia, su sagacidad, habilidad y destreza. Por todas estas características Linguito se convirtió en una gatita muy consentida. Fue un regalo de un amigo de Hercilia. Con una de sus manitas le gustaba jalar el cabello de su dueña. Yo de broma le decía a la maestra que Linguito era la única que le había puesto una mano encima. Cuando había reuniones y todo mundo estaba sentado tomando café, en el énfasis de un caso muy importante, saltaba a la mesa y la agarraba como pasarela de modas y hacía lucir su presencia cotoneándose y estampando su cola peluda ante la admiración y asombro de los invitados. En ese momento el caso a tratar se detenía y se daba paso a una serie de halagos y mimos para Linguito. Fue la compañera fiel que en ningún momento se apartó de su dueña. Bahía “Es nuestro hogar. Nos da de comer y nos protege de los fuertes vientos de la temporada de huracanes. Hay que cuidarla porque no tenemos otra cosa que nuestra hermosa bahía.” Varias veces pude escuchar de la maestra estas palabras. Detalle en ventana de la cocina de la Mtra. Obdulia (Foto: Jesús Baldovinos Romero) 7