Medellín está llena de sensaciones, sabores y colores. Es el escenario de muchas dinámicas que la hacen un sitio diverso, donde cualquier persona puede caber sin importar nada. Es una ciudad en la que las historias abundan. Todas las esquinas tienen algo para contar. Cada habitante tiene una anécdota que necesita salir a la luz.
Aquí se narran los amaneceres, los atardeceres y las noches. Se relata la violencia, los muertos, los vivos y la paz. Se escribe sobre la pobreza, las prostitutas, la droga y la riqueza. Se cuenta sobre la primavera, las flores y la guerra. Hay espacio para todo, pero, en absoluto, para el amor.
Porque el amor se vive de todas las formas posibles, esta es la oportunidad de pintar a Medellín como el ambiente donde los cupidos salen a relucir. El lugar en el que este sentimiento aparece desde los pequeños detalles, hasta los más grandes. Donde no solo se expresa el afecto entre pareja, sino por cualquier cosa. Al fin y al cabo el amor se encuentra en todos lados.
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El enamorado
El enamorado es, por principio, un egoísta alienado que usa a su elegido para amarse a sí mismo vía 'fast track'.
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El coleccionista de historias de amor y desamor.
Por estos días, este joven tiene trabajo en abundancia. Su quehacer es escuchar amores y despechos.
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Lugares cercanos donde se puede vivir una gran experiencia de amor y sabor.
Para los que no les gusta ir muy lejos de casa, Laureles ofrece una variedad gastronómica para compartir en familia y con el amor.
Editorial
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