Revista Pesca abril 2018 REVISTA PESCA ABRIL 2018 | Page 72

conservación y la lógica geo-económica que – se entiende que a partir de‘ ahora’ – se aplicará en el territorio de dicho‘ parque marino’( por ejemplo, para la pesca del bacalao de profundidad que se realiza desde Punta Arenas en el área del talud al sur del Cabo de Hornos y Diego Ramírez).
Sin duda que por estas debilidades la iniciativa del gobierno central ha encontrado escépticos en nuestra Región. A las quejas de autoridades regionales sectoriales respecto de no haber sido consultadas convenientemente, se han sumado las voces de los dirigentes de la pesca artesanal y de la industria del bacalao.
Así entonces, observados desde la perspectiva del interés nacional las cuestiones del santuario marino antártico, del parque marino del Cabo de Hornos y del problema pendiente de los limites exteriores de la plataforma continental, indican que el Estado chileno sigue aquejado de una preocupante falta de visión prospectiva y de una perenne dificultad para‘ asumir el gobierno de su geografía’. Se entiende que, conforme lo establecen la Constitución y las leyes, el territorio regional termina en el Polo Sur, esto es, que el territorio de Magallanes y Antártica Chilena incluye tanto las áreas de plataforma continental aun no convenientemente reclamadas, como aquellas del santuario propuesto por Greenpeace y otras ONGs.
Sobre este aspecto debo aclarar que para validar el c oncepto de‘ continuidad geográfica’ NO es necesario – entiéndase bien – insistir en la‘ continuidad geológica’ tal cual esta ya fue definida en la obra de Luis Risopatrón en su‘ Antártica Sudamericana’( Santiago, 1909). En el siglo XXI la continuidad entre nuestro territorio sudamericano y nuestro territorio polar tiene una connotación geo-jurídica, es decir, precisa de la aplicación de fórmulas geo-científicas establecidas y explicadas en la Convención del Mar y en algunos documentos conexos. Esta es, por decirlo de alguna forma,‘ la madre del cordero’. Lo demás es anécdota.
Esas fórmulas pueden y deben ser aplicadas en beneficio del interés material de la República en un plazo que no debe exceder el mes de abril de 2019.
En 2016 y 2017 propusimos al Consejo Regional hacerse cargo de estos problemas. Nuestra propuesta incluía la construcción de una base de datos que reuniera las observaciones geocientíficas que enseguida permitieran reconstruir y predecir el comportamiento del mar y de la atmosfera a partir de la década de 1890 y, también, determinar el límite exterior del territorio submarino de la Región, especialmente aquel que se extiende entre el Cabo de Hornos y la Antártica Chilena. En ambas oportunidades, frente al entusiasmo y la voluntad política trasversal del CORE, el Intendente Regional nos pidió, gentilmente, identificar una‘ unidad técnica’ que se hiciera cargo del asunto.
Consultados diversos servicios públicos-unidades técnicas, ninguno quiso asumir esta tarea. Incluso, Corfo nos dio un rotundo‘ no’ por tratarse de un problema‘ ajeno a su función’, esto es, ajeno a determinar, entre otros aspectos, el mapa de los recursos naturales vivos y no vivos para fomentar la producción regional …
Basada en la experiencia empírica, nuestra conclusión en esta materia es simple: más allá de los anuncios, los titulares y las explicaciones de forma, el gobierno que concluye no ha terminado de interesarse en este asunto complejo y trascendente para el interés permanente de Chile.
Los problemas quedan, por lo tanto, para el gobierno que asumirá el próximo 11 de marzo.
Soy de la opinión que la solución de la cuestión pendiente de la plataforma continental de la Región y el modelamiento del ecosistema de la columna de agua que lo cubre no requiere de ningún‘ centro internacional’ con cientos de científicos y miles de metros cuadrados de edificio. En mi concepto, la solución material de ambos asuntos necesita, solamente, de la voluntad política y de los recursos estrictamente necesarios para que ambas tareas se completen, ojalá, durante el primer año del Gobierno del Presidente Piñera.
Como se explica más arriba, el problema de la plataforma continental tiene una urgencia evidente: hasta donde conocemos, el‘ plazo fatal’ de 10 años para completar la presentación preliminar de mayo de 2009 vence, como es obvio, en mayo de 2019.
Al igual que varios otros expertos, en esta materia quien suscribe aún se encuentra a la espera de una aclaración oficial, por escrito, técnica y documentada de la Cancillería, que indique por qué mayo de 2019 no es un‘ plazo fatal’ para que Chile entregue su reclamo de plataforma continental jurídica. Esto amén de que, hasta ahora, ese servicio tampoco ha podido explicar por qué, si en esta cuestión los medios y la voluntad política del gobierno siempre han existido, al estar su gestión próxima a terminar, la tarea de – nada menos – asegurar la integridad territorial del país aún no se ha cumplido. Como dice el adagio,‘ obras son amores, y no buenas razones’.
Sin los datos geo-científicos y la cartografía de nuestros territorios submarinos subpolares y polares, y sin un modelo multi-sistémico que reconstruya y permita predecir el funcionamiento del ecosistema marino más austral de Chile, gobernar el territorio regional de manera eficiente y sostenible continuará siendo un‘ juego de la piñata’. Como se sabe, con los ojos vendados y despistados es difícil acertarle al premio.
Desde ese ángulo completar las tareas pendientes aquí indicadas no solo es relevante para el resguardo de nuestra soberanía antártica, sino también para el uso racional de los recursos naturales de nuestro Mar Austral y, asimismo, para el fortalecimiento del esfuerzo de conservación de los mismos, en los que el país está – valga recordarlo – transversalmente empeñado.
Por el mismo motivo, la consecución de estos objetivos demandará que el próximo gobierno sepa formar los equipos de expertos del nivel que la complejidad de los problemas demanda y, también, que en estas materias actué sin ideologismos, ni ideas preconcebidas, teniendo en cuenta que no hay activo mejor y más duradero que la verdad.
El territorio se toca con las manos … Sus recursos naturales, vivos y no vi-
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