Revista Pesca abril 2018 REVISTA PESCA ABRIL 2018 | Page 60
REFORMAS EN LA PESCA
PERUANA ¿SERIA POSIBLE?
Marcos Kisner Bueno
Presidente de la Revista Pesca
Nuestra pesquería requiere de cambios. Pero ¿sería esto
posible?
En un sistema en el cual dar leyes requiere mucho tiem-
po y en el cual los funcionarios del sector no duran el
tiempo suficiente para hacer algo significativo, probable-
mente no sería posible.
Sin un interés total y un seguimiento constante por parte
de la Presidencia de la República, la ejecución de un plan
de reformas, aún encargándolo a un Ministro íntegro,
honesto y con conocimiento de la problemática sería im-
posible.
Por otro lado, ni la autoridad de pesquería ni los partidos
políticos han presentado una agenda o un proyecto de
políticas de Estado para la pesquería que sugiera refor-
mas de fondo. El Acuerdo Nacional tampoco tiene un
instrumento de políticas apropiado a las necesidades de
cambio actuales del sector pesquero.
En este contexto, solo sería posible pensar en dos o tres
objetivos de corto plazo que puedan formar parte de una
política de gobierno y que se puedan ejecutarse en el
tiempo que dura un gobierno.
Estos objetivos deben ser consensuados entre adminis-
trados, administradores y sociedad civil.
Las acciones básicas deben proveer difusión de informa-
ción sobre el sector, estimular el interés por parte de la
ciudadanía por estos temas y mostrar integridad y des-
pojo de cualquier interés de parte.
de una u otra forma actúan en el sector, asuman con-
ciencia de que detrás de la norma hay una lógica irrefu-
table y una necesidad incuestionable.
La introducción de un modelo educativo para el sector se
torna cada vez más un imperativo. Este modelo debe ir
más allá del mero entrenamiento técnico para los pesca-
dores y tripulaciones. Debe ampliar su radio de acción a
todos los trabajadores de la industria pesquera en tierra,
a todas las comunidades de pescadores marítimos y con-
tinentales y difundir información a las poblaciones coste-
ras y aledañas a ríos y lagos.
Debe ir más allá de lo tradicional y educar en temas de
protección al ambiente y a las poblaciones ícticas, debe
incursionar en temas que tengan por objeto crear con-
ciencia sobre la necesidad y responsabilidad compartida
de proteger los ecosistemas y el futuro de los peces, co-
mo elemento clave para garantizar la seguridad y la so-
beranía alimentaria.
La definición de objetivos estratégicos y su inclusión en
un plan de gobierno o política de gobierno o de Estado,
es apenas el primer paso. Es una declaración de inten-
ciones, es el inicio del camino. En términos prácticos, los
cambios o reformas estructurales se activan únicamente
a través de los instrumentos de gestión apropiados, los
cuales son una ley, decreto supremo, resolución supre-
ma o resolución ministerial. Mientras una política o un
objetivo estratégico no aterriza en cualquiera de estos
documentos de gestión, no deja de ser una declaración
lírica que muestra voluntad política; pero no evidencia
una decisión política con efectos reales.
En un medio en el cual nadie puede controlar efectiva-
mente el cumplimiento de las normas, la mejor garantía
del cumplimiento de las mismas, en especial las de pro-
tección al recurso y al ambiente, será que aquellos que
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