revista nórdica Mitologia_nordica.1474443498 | Page 18

En 1357, tres siglos después del final de la era vikinga, los groenlandeses pagaron el diezmo de san Pedro enviando doscientos cincuenta colmillos de morsa. Después de 1367, no se vuelve a mencionar ningún barco noruego que zarpase con destino a Groenlandia. Después de 1410, año en que un islandés volvió a su patria tras una estancia de cuatro años en Groenlandia, los colonos de este país no volvieron a dar señales de vida. Probablemente, su desaparición fue debida a la obra combinada del clima, las enfermedades y los esquimales. Un corte de mil cuatrocientos metros en la capa glaciar, llevado a cabo en el norte de Groenlandia, permitió estudiar los cambios climáticos ocurridos durante un período de cien mil años. El trabajo se completó con estudios sobre la turba efectuados entre 1950 y 1972 en el noroeste de Groenlandia. Los trabajos del geofísico Dansgaard sobre el corte glaciar, y los realizados sobre la turba (análisis mediante carbono 14) confirman que el período de recalentamiento de la zona ártica facilitó sin duda su colonización. Pero a partir del siglo XV, el deterioro de las condiciones climáticas y la extensión de las zonas recubiertas por los hielos agravaron unas condiciones de vida ya de por sí bastante rudas. El testimonio de Ivar Baardson, sacerdote noruego transferido a Groenlandia, confirma que la situación ya no era la misma a mediados del siglo XIV: la ruta directa que antes seguían los vikingos para dirigirse de Snaefelness (costa oeste de Islandia) a Angsmagssalik (Groenlandia) se había vuelto impracticable, a causa del desplazamiento de los hielos hacia el sur. Una carta a la Santa Sede, fechada en 1492, evoca la pobreza en que vivía la comunidad groenlandesa, aislada del mundo exterior debido a los hielos que rodeaban la isla: "Se piensa que ése es el motivo por el que ningún barco ha logrado abordar allí en el curso de los últimos ochenta años". Al enfriamiento de la temperatura se añadieron los estragos causados por la enfermedad, la malnutrición y los enfrentamientos con los esquimales, quienes deseaban asegurarse nuevos terrenos de caza. Según los Anales Finlandeses, los esquimales atacaron a los groenlandeses en 1379, mataron a doce de ellos y se llevaron a dos niños como prisioneros. En 1792, un tal Hans Egede desembarcó en Groenlandia. Ya no encontró a ningún descendiente de los vikingos, sino sólo esquimales, quienes contaron que los colonos escandinavos habían sido atacados por otros blancos y que ellos habían recogido a mujeres y niños blancos. Más tarde, las relaciones entre los blancos y los esquimales habían empeorado y los escandinavos se habían embarcado en dirección al sur... o al oeste. Los groenlandeses no lograron mantener las colonias creadas por sus antepasados vikingos, pero la tenacidad de que dieron prueba durante más de quinientos años en esta isla poco hospitalaria, a pesar de la adversidad y el aislamiento, constituye una verdadera proeza.