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ocasión de un sacrificio o cualquier otra fiesta, la "skali" o pieza principal de la granja,
se erigía para la circunstancia en "templo" y era el jefe de la familia quien se encargaba
de la ejecución de los grandes ritos requeridos por el acontecimiento. En cierto sentido,
se podía decir que el asiento elevado del susodicho jefe hacía las veces de "altar". De
manera semejante, no se podría establecer que existieran, como pretende Adam de
Bremen, ídolos de piedra o de madera: quizás, como máximo, gruesos postes de madera
esculpida, pues los arqueólogos han encontrado algunos, pero ciertamente no hay razón
para atribuir a los escandinavos, o incluso a los germanos en general, lo que
corresponde a los celtas y eslavos. En cambio, el vikingo pudo venerar amuletos de
metal, por ejemplo.
Insistiendo en el carácter privado del culto que consagraba tal vez el vikingo a su dios:
tener de forma permanente, en su escarcela, una estatuilla minúscula de su "koeri vinr"
(querido amigo), Frey, Thor o bien Odin especialmente, o llevar colgada de una cadena,
alrededor del cuello, una de esos numerosos bracteados grabados en runas con una
palabra de connotaciones mágicas evidentes, surge eventualmente del culto en cuestión.
Todo parece indicar que el vikingo dedicaba un culto de tipo completamente personal a
una deidad de su elección. Lo dirigía, por tanto, a su "querido amigo" y, cuando la
ocasión le urgía a ello, cuando estimaba que tenía una necesidad especial de su ayuda,
lo invocaba, no en forma de oración sino de petición y le ofrecía un sacrificio a cambio
de su favor.
Sobre lo que fuera el "blot", que es la designación del sacrificio, se está aceptablemente
informados, aunque nunca de forma global. Se puede decir que implicaba cierto número
de momentos esenciales: inmolación de una víctima animal cuya sangre recogida en un
recipiente especial, o hlautbolli (pila para la sangre), servía para la consulta de los
augures, la cual era sin duda, el punto culminante y a la vez la razón de ser de toda la
operación.
Se sacrificaba para "tener noticias" (ganga til fretta) relativas a las próximas estaciones,
o a la suerte de uno o varios de los asistentes, o también sobre la evolución futura de
acontecimientos inquietantes como hambres, epidemias, etc. Lo que equivale a decir
que un sacrificio era ante todo una acción adivinatoria y, por consiguiente, dependía
más o menos de la magia.
Luego se consumía la carne del animal inmolado. Esto se hacía en común, en un
banquete o veizla. Es en el curso de ese banquete cuando se brindaba en honor de los
dioses, de los grandes antepasados de la familia y del clan o de la comunidad reunida, a
fin de establecer una comunión entre los dos reinos, o la continuidad de un mundo con
el otro ya que, como sabemos, nada separa completamente un mundo del otro para ellos.
Quedaba entonces, pero no se constata que el rito haya tomado parte obligatoriamente
del conjunto, la prestación de juramentos difíciles de realizar, pero que dan testimonio
de la vitalidad del culto así consagrado. Es claro que el "blot" es una ceremonia de tipo
completamente colectivista y utilitario.
En realidad trata de canalizar, incluso de forzar, la suerte, el destino, la buena fortuna.
El destino rige el mundo del vikingo. Él lo sabe, lo cree. Su mitología le enseña, en la
medida que haya tenido para él la coherencia que queremos hoy día darle, que incluso