REVISTA NUMERO 5 CANDÁS EN LA MEMORIA -Diciembre REVISTA NUMERO 5 CANDÁS EN LA MEMORIA | Page 19
MI BARAGAÑA
¿ Y quién me ha robado mi Baragaña ... ?
perdido aquella esencia y pienso que hubieran
sido suficientes unas pequeñas y sencillas me-
joras, pero sin necesidad de obras de tal ember-
gadura y tanto gasto, con materiales de primera,
incluso con excesivos picos, recovecos, gradas y
jardineras, para mi, insisto, creo que innecesari-
os. Pero en fín, ya no hay remedio y ya es otro
cantar.
Veo aquel entorno de la Baragaña, el corazón
de Candás, CAFE DE BRAULIO, con aquella
peculiar solera y ambiente, donde ibamos con-
centrándonos despues, los jóvenes, a medida que
nos hacíamos más chavales, en aquel carismáti-
co reservado de mesas de marmol, donde
jugábamos al tute, al tute cabrón, al chinchón,
etc o al billar, con aquella caida de mesa y con
aquellas bolas que al final estaban cuadradas de
tantas caidas por el suelo. Aquellos pasteles que
salían de aquel “curioso obrador”, con Lucin-
da, Josefa, Jesús,Domingo,Tiva, Trini,etc. Nos
sentíamos allí como en casa. Este café siempre
estaba frecuentado tambien por guardias civiles,
taxistas y algún jubilado “de postín”.
Ya colindando con el café
de Braulio, estaba el cuartel
de LA GUARDIA CIVIL
que imponía siempre un
especial respeto.
. Al otro lado de la calle
y frente al café, la familia
García Moré construyó un
edificio que en Candás se
conoció siempre por GAR-
MORÉ y en uno de sus
bajos se abrió el siempre
conocido VARADERO,
que pasó a ser tambien otro lugar de encuentro
habitual de la chavalería y mayores, sobre todo
en aquel reservado donde nos reuníamos las tar-
des de los domingos. Recuerdo ver partidos de
futbol internacionales, en aquella televisión del
Aquella Baragaña, ha quedado convertida hoy en bar en blanco y negro y a veces, en lo mejor del
día en algo diferente, quiero pensar, que con las
partido, se quedaba la tele con rayas infinitas
mejores intenciones, pero para mi, al menos, ha
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Era nuestro punto común , aquella Bar-
agaña de mis recuerdos y que tanto añoro, donde
podíamos jugar felices a la pelota, a la peonza,
a “les chapes” , a” les caniques “, a tres encima, a
policías y ladrones, rodeando el bloque de edifi-
cios de la Baragaña, por la calleja de Nolo, bajan-
do luego a Braulio Busto y subiendo otra vez a la
Baragaña.
Vienen a mi recuerdo tambien aquellas come-
dias o teatros en la plaza donde nos juntábamos
todo el pueblo, rapacinos y mayores, a presenciar
aquel espectáculo, de música, altavoz y color, de
rifas de lotes de sábanas, cobertores, de botellas,
anís, coñac. Los más pequeños solíamos llevar
nuestro “ banquín “ de la escuela, otros sentados
por el suelo o sillas o banquetas de la propia casa.
De vez en cuando, los de la compañía de come-
dia, solían sacar al centro algún rapacín para
hacerle cantar o contar algo. Un personaje muy
curioso y querido por el pueblo, era un enano
llamado COSMIN, creo que de la zona de Llanes.
Alli, contorsionándose y moviéndose cantaba
: “ Soy Cosmín el más pequeño de los hombre
de hoy en día ( y todos, ras, ras, ras ), lo que no
tengo de alto lo tengo de simpatía (ras, ras, ras)
... y al estribillo cantaba todo el pueblo dando
las palmas : Cosmín, Cosmín, te quiero, porque
eres tan chiquitín, Cosmín, Cosmín, te quiero
porque eres tan chiquitín. Que momentos tan
mágicos y entrañables.