REVISTA NUMERO 1 CANDÁS EN LA MEMORIA REVISTA NUMERO 1 CANDÁS EN LA MEMORIA | Page 18

El CIELO Y LA MAR Por Cuco Fernández Y miran antes al cielo que a la mar los viejos marineros, buscando indicios que lleven al pan; que saben por viejos y por funerales, que los males de la mar vienen del cielo. Aprenden desde niños de la paleta de colores celestiales, que les marquen el rumbo seguro, o el resguar- do en el viejo chigre, bajo el vetusto barómetro del que no quitaran el ojo. Y miran al firmamento en busca de señales, de vestigios de futuros inciertos entre nubarro- nes negros. Buscan la luz mas allá de la negra noche que parece engullirlos, en una vorágine de agua y viento, de puñales finos de helador frio. Y juran mientras arrían y trincan la vela, para rezar en silencio por una arribada serena, donde las luces encendidas en el monte sean pocas, y les dejen abrazar el calor de la piedra, la gris piedra que cobije los miedos que traen a bordo. Y suben la cuesta con una mueca cíni- ca, mientras miran al cielo, y le guiñan un ojo el negro nubarrón, con el viento en el pelo y la cesta vacía... Esta vez no, esta vez gano yo Por Laureano Fernández DE CÓMO LOS MARINEROS DE CANDAS CONOCIAN EL TIEMPO.- El primer año que yo fui a la costera de bonito de marinero, me llamó un día la atención, que viniendo de la mar pa Candás, con el cielo completamente despejado, lo primero que se ve del pueblo aparecer por el horizonte ye el Monte Fuxa. Cuando lo ves paez, que ya estas en casa, yo observé, que el monte estaba tomao por abaxo y le pregunté al Patrón que quería decir eso y el me dixo: Ven pa´ca, los vieyos anteriores a mi me enseñaron que “Mon- taña cargada, nordeste´na playa”, así que mañana vamos a tener nordeste. Yo le dije ¿Y eso ye malo¿, me contestó : Con el cielo completamente des- pejao, non ye malo, ye un viento muy cansino, sopla siempre igual de día de noche, ye como si una persona siempre te dice lo mismo, al final te aburre, así ye el viento del nordeste, pero les foles son mas cortes, non trai resaca y si non sopla muy fuerte, puedes navegar, el viento malo ye el de po- niente, ya decía mi güelo “De poniente, nin viento nin xente”. 18