Revista Militar Armas Armas Edición 511 | Page 15
El 27 de septiembre de 1821, México
consumaba su independencia, misma
que no fue reconocida ofialmente por
la Corona española hasta 1836. Al día
siguiente, se firmó el Acta de Indepen-
dencia, con lo que el naciente México
quedaba organizado como un imperio.
Agustín de Iturbide fue nombrado
presidente de la Soberana Junta Provi-
sional Gubernativa y la Regencia, que
fueron los dos organismos que dieron
sustento al imperio mexicano en espe-
ra de la llegada del monarca europeo,
tal y como había quedado establecido
en los Tratados de Córdoba.
En este contexto, en ausencia del
príncipe europeo que debía gobernar
el naciente México, la Soberana Junta
Provisional Gubernativa y la Regencia
emitieron un decreto el 14 de noviem-
bre de 1821, a través del cual otorgaron
a Agustín de Iturbide el nombramiento
de Jefe Supremo de las Armas de Mar y
Tierra, con el grado de almirante gene-
ralísimo, cuya antigüedad se reconocía
a partir del 24 de febrero de 1821.
México nació ofreciendo la paz,
pero fue obligado desde sus primeros
pasos a ponerse en pie de guerra. Las
grandes potencias marítimas que
surgieron desde el siglo XV y hasta el
siglo XIX desarrollaron su poder naval
por adolecer de territorio continental
suficiente. Debido a ello, se lanzaron al
mar en pos de alimentación y comer-
cio, hasta que en algún punto del océa-
no confluyeron los intereses de dos
actores que tenían el mismo objetivo:
el dominio de las rutas comerciales, lo
que las llevó a armar sus embarcacio-
nes para proteger sus costas, y luego,
dominar el espacio en disputa para
impulsar su expansión.
CONSOLIDACIÓN DE LA
INDEPENDENCIA
De 1821 a 1836 se libró una guerra naval
entre las escuadras española y mexi-
cana en las aguas del Golfo de México,
conflicto en el que nuestros marinos
militares combatieron con honor y
bravura, con lances heroicos y acciones
valientes, se empeñaron en alcanzar
la victoria, que consistía en asegurar la
libertad de la Patria.
El gobernador y comandante general
de la provincia de Veracruz, brigadier
José Dávila, negó el reconocimiento de
los Tratados de Córdoba y se replegó
junto con sus fuerzas en la fortaleza de
San Juan de Ulúa, donde permaneció
cuatro años. Ante esta amenaza, el
gobierno mexicano se vio obligado a
organizar una fuerza naval.
En 1825, la primera escuadrilla naval,
al mando del capitán de fragata, Pedro
Sainz de Baranda, bloqueó la fortifica-
ción de San Juan de Ulúa. Los españo-
les firmaron la capitulación de la plaza
y fueron expulsados el 23 de noviembre
de 1825, razón por la cual en esta fecha
se celebra a la Armada de México.
INTERVENCIONES
EXTRANJERAS, SIGLO XIX
Entre 1825 y 1867, México enfrentó
diversas invasiones extranjeras y un
sinnúmero de pronunciamientos mili-
tares y revueltas civiles que alimentaron
un estado continuo de guerra.
Entre las más importantes por sus
implicaciones políticas y militares
fueron las de 1838 y 1862 con Francia y
la de 1846 al 1848 con Estados Unidos.
Estas guerras pusieron en inminente
riesgo la soberanía nacional y produ-
jeron al país graves pérdidas territo-
riales. Sin embargo, las invasiones de
que fue objeto, a pesar de los costos
altísimos para la Nación, le sirvieron
enero · febrero 2020
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