Terapia Refleja Zonal
Terapia
Refleja
Zonal
L
a popularidad alcanzada en los últimos años por las
terapias reflejas es enorme, y en la misma medida se
han ido generalizando una serie de confusiones que
requieren de una delimitación más rigurosa de campos para
definir lo que el Dr. Bossy llama los distintos microsistemas,
con sus particularidades específicas tanto a nivel de exploración como de tratamiento.
Mientras en Oriente esta perspectiva define las bases
esenciales de la práctica médica que sigue un criterio funcional, en Occidente la medicina siguió otros derroteros condicionada por la evolución del llamado método científico que
llevó a una concepción del hombre físico-mecanista, fruto de
la necesidad de escindir para observar, generalizar y concluir.
Y así avanza a saltos gigantescos la tecnología médica, la cirugía, las especializaciones que remarcan cada vez más
la escisión del hombre. La concepción de éste sigue estancada, en la práctica, en principios científicos trasnochados que
no incorporan los modernos planteamientos de la microfísica, la microbiología, etc., que aportan un criterio más vivo de
energía en movimiento.
Si escindimos y fraccionamos la realidad viva
para observar minuciosamente sus partes el resultado
será necesariamente un conocimiento de lo muerto, algo
rígido, estático, inflexible e inerte. Y la vida es energía en
movimiento en constante proceso cambiante, con una
tensión interior hacia el equilibrio y la armonía, y por lo
tanto es vulnerable, fluída y flexible.
En la antigua China no se permitía seccionar los
cadáveres para su estudio, y esa es una entre otras
muchas razones por las que su medicina se orientó más
hacia el estudio de la energía en movimiento en la periferia del cuerpo, que relacionaron con la interioridad del
hombre también en movimiento continuo.
A través de la observación de lo vivo en movimiento
descubrieron la interrelación sistémica entre el macrocosmos
del universo y el microcosmos humano. Los ritmos, las pulsaciones que lo habitan son los mismos. La respiración, movimiento de contracción y expansión, se corresponde con el
gran movimiento de contracción y expansión del universo,
que bien podríamos llamar la gran respiración cósmica.
Goethe, que fue tan importante por sus estudios científicos como por su obra literaria, aunque ignorado en ese
aspecto que le mantuvo desmarcado de su época, proponía
otras claves de investigación científica hoy retomadas con
gran interés por investigadores inquietos y en las cuales avanza con rigurosidad esmerada la medicina antroposófica. Su
método de la “metamorfosis” estaba basado en la observación
de lo vivo, una de cuyas posibilidades es la variación o movimiento, la polaridad (cabeza-piernas, redondo-lineal, cóncavo-convexo), la intensificación, la inversión (duro adentroblando afuera) y la afinidad.
Se puede pensar todo el organismo como uno.
Ese es el fondo. O lo que llamamos hoy también la perspectiva holística, que viene del griego “holos” = todo en
movimiento.
Al mismo tiempo, en las últimas décadas en Occidente, se ha dado un fenómeno de renovado y creciente interés
por todo lo que es el mundo del masaje como manipulación
sistémico-científica de los tejidos blandos del cuerpo. Diferentes corrientes psicológicas llamaron