Sin embargo, la mayoría consideró que se necesitaba un centro cultural y ganó la idea de un museo que, sin darse cuenta, se convertiría en único en el país. El párroco Pompilio Gallego y el obispo Augusto Trujillo Arango, quienes tenían la última palabra, decidieron que fuera un museo de índole religiosa enfocado en el arte. Para eso aprovecharían que en la parroquia había una amplia cantidad de piezas y que otras más podrían ir llegando por donación de familias para la Diócesis de Jericó.
De esa manera nació el Museo de Arte Religioso, institución cultural que hace unas pocas semanas cumplió 46 años, y que es uno de los lugares jericoanos que retrata de manera fiel uno de los ámbitos que hacen que este municipio sea reconocido a nivel nacional: un epicentro de la fe católica.
El historiador Nelson Restrepo, quien es el vicepresidente de la junta del Centro de Historia, señala que no se imagina a Jericó sin el museo, puesto que este hace parte del paisaje del municipio y que su población tiene un arraigo especial por todo lo que significa cultural y religiosamente para ellos. Según él, “el museo crea cierto sentido de pertinencia con su entorno”.
Restrepo califica al lugar como “único”, tanto por su arquitectura como por haber sido pionero en estar en un municipio colombiano, pues este tipo de espacios por lo general se ubican en las ciudades. Por eso señala que “es crucial recrear exposiciones con lo que es nuestro, con lo que nos pertenece”.
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