Revista Los Nogales no. 5 - Septiembre 2015 | Page 62

Caminatas / Colegio Los Nogales El Cusco y una rodilla 2007 E ra mi primera caminata a Machu Picchu. Llevaba cuatro años trabajando en el Colegio y ya había ido a Simijaca y al Amazonas, así que los encargados de conformar el grupo de profesores acompañantes pensaron Francisco Barrios que ya estaba listo para algo más exigente. La Oficina de Comunicaciones “ritual de paso” entre los profesores, o así me lo caminata a Machu Picchu tiene también algo de parecía entonces. Averigüé con colegas que ya habían ido qué tan exigente era: cuatro días en alta montaña haciendo una caminata diaria de más o menos cinco horas con morral; la comida, excelente; la pernoctada, dura: en carpa; los baños, asquerosos. En esa época me quedaba a jugar basquetbol los viernes en la tarde y coordinaba una extracurricular de escalada en roca para los niños de 3° y 4°, así que, aunque estaba en forma, decidí entrenar para Machu Picchu. Vivía en un apartamento en el cuarto piso de un edificio sin ascensor. Llené mi morral de treinta litros con doce kilos de libros y, dos semanas antes de salir para Perú, llegaba todos los días del Colegio y subía y bajaba las escaleras de mi edificio durante una hora con el morral al hombro. Al cabo de unos días, sentí que mis rodillas y mis pulmones ya estaban listos. Ya podía empezar con la preparación académica. 62 62