Foto: Susana Martínez y Luisa Pizano, Kinder 1982-83.
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agobiante. Para ellos, la posibilidad de
que a los pocos años se concluyera que el
proyecto “no había funcionado” simple-
mente no era una alternativa factible. La
única posibilidad, clara además, era salir
adelante y hacerlo bien, muy bien. complementada solamente con un inspi-
¿Y qué tal los riesgos que asumieron los
padres de familia que aceptaron la invi-
tación de enviar a sus hijos a ese “sue-
ño” que les presentaba un grupo de jó-
venes con prestigio personal, gran poder
de convencimiento y persuasión, pero
prácticamente sin experiencia? ¿Cuántos
padres de familia de hoy hubieran esta-
do dispuestos a entregar sus hijos a un
proyecto nuevo cuando lo único palpa-
ble que había para mostrar era una mo-
desta casa de familia de escasos 500 m 2 , les con los resultados, y estos se palpan de
rador catálogo de ilusiones?
Termino entonces con una palabras que
pronuncié hace diez años en la inaugu-
ración del edificio de arte, José María de
La Torre.“Cuando se confrontan los idea-
la forma como lo estamos haciendo hoy, se
evidencia un ambiente de logro, constancia,
y conciencia cívica. Se comprueba, nueva-
mente, lo que se puede lograr cuando se tra-
baja conjuntamente con valores compartidos
y con conciencia de destino común. Se respira
claridad, seriedad y entusiasmo.”
Hoy, diez años más tarde, todavía se
sigue respirando claridad , seriedad y
entusiasmo.