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La homosexualidad ha sido un tema de debate desde hace muchísimos años, por muchas culturas. Hoy en día, alrededor del mundo se ha creado un cambio de aceptación hacia las personas homosexuales, transexuales e intersexuales, pero a pesar de eso, la fobia hacia ellos sigue siendo generalizada.
Tenemos que saber diferenciar entre la gente homosexual y los actos homosexuales. El judaísmo acepta a la persona con tendencias homosexuales como miembro del Pueblo judío con derechos plenos, esto no quiere decir que acepte la postura o las acciones que se cometen al optar por esta tendencia. Existe un versículo en Levítico 20:13 que dice: “Si un hombre se acuesta con un hombre como se acuesta con una mujer, ambos han cometido una abominación; seguramente morirán; su sangre caerá sobre ellos”.
Como podemos ver, la prohibición bíblica no habla acerca de los actos homosexuales femeninos. Una fuente rabínica asocia la homosexualidad femenina con las actividades de los egipcios y los cananeos, de los cuales se supone que los judíos deben abstenerse. Otras autoridades describen el lesbianismo como lascivo o promiscuo, pero no lo consideran una ofensa. Los versículos del Levítico también dicen que es el acto sexual homosexual, no la persona homosexual, lo que está mal. Por ejemplo, la Torá no prohíbe querer viajar en Shabat, la Torá prohíbe viajar en Shabat. Para el judío es la Torá la que define cuáles tendencias son válidas y cuáles no. El hombre fue creado con el poder y objetivo de reproducirse y poblar la Tierra, es su deber principal. Desviar ese potencial y usarlo sólo para el placer personal amenaza a la naturaleza humana de dejar descendencia. Según la Biblia una familia se forma con base en una pareja compuesta por un hombre y una mujer.
La posición judía tradicional sobre la Homosexualidad sigue siendo difícil para muchos judíos de mentalidad liberal y las denominaciones liberales han debatido hasta qué punto los gays y las lesbianas pueden integrarse plenamente en las comunidades religiosas. El primer paso y el menos controversial, el que adoptaron por los movimientos conservador, reconstruccionista y reformista fue respaldar la igualdad civil para gays y lesbianas. El CCAR, el consejo rabínico del movimiento reformista, tuvo un papel temprano y activo en la lucha por los derechos de los homosexuales. En 1977 redactó un llamado a despenalizar el sexo homosexual y poner fin a toda discriminación basada en la orientación sexual.
Muchos que buscan lograr derechos religiosos plenos para gays y lesbianas señalan a los estudios que apuntan a la naturaleza involuntaria de la homosexualidad. El término halájico (legal) ahnoos se refiere a alguien a quien aunque se le ordenó hacer algo, no tiene realmente ninguna elección en el asunto. En el judaísmo, uno sólo es responsable de las obligaciones religiosas que uno puede elegir libremente. Por lo tanto, algunas autoridades judías han argumentado que dado que la homosexualidad no es una elección, su expresión no puede prohibirse. De hecho, el movimiento reformista no condena el sexo homosexual y las personas abiertamente homosexuales son elegibles para ser admitidas en las escuelas rabínicas reformistas. Además, el movimiento reformista aprueba la oficiación rabínica en matrimonios del mismo sexo y ceremonias de compromiso.
Otro desarrollo importante en la segunda década del siglo XXI ha sido la creciente aceptación y apoyo de las personas transgénero, aquellas que se identifican como un género diferente al que nacieron. El movimiento reformista emitió en 2015 una resolución expresando su apoyo a los derechos de las personas transgénero, y meses después el movimiento conservador emitió una similar. Además, muchas instituciones judías incluidos los campamentos de verano, han comenzado a dar pasos para acoger y dar la bienvenida a los judíos transgénero.