esta obra , restaurada con delicadeza , queda como nueva , con luz propia , recién estrenada . Así experimento el perdón de Dios en el sacramento de la reconciliación . Cada uno de nosotros somos la mejor obra de arte hecha por Dios . Cuando Dios nos perdona , somos restaurados , todo nuestro ser vuelve a integrarse , con una sensación de estrenar libertad ( cf . Jn 8,1 ).
Hace poco fui testigo de este hecho en mi comunidad : en el lecho de muerte de una hermana , la superiora , al estarla ayudando a bien morir , le decía : « Te pedimos perdón por todo lo que te hayamos ofendido o lastimado ; te queremos mucho . Y nosotras te perdonamos toda ofensa recibida de ti ; sabemos que tú nos quieres también ». La hermana no tardó en morir , colmada de años , reconciliada , en paz .
Pidamos la gracia del perdón para toda la humanidad , especialmente para quien no logra perdonarse o perdonar ; pidamos perdón en nombre de otros . Y cuando haya que hacerlo , perdonemos de corazón .
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