Más tarde esta persona , por una serie de reveces de fortuna , vino a caer en grande pobreza y a enfermarse gravemente . Conchita entonces le pagó las injurias de otro tiempo , como suelen pagarlas los santos , convirtiéndose en su enfermera , pasando noches a la cabecera de su lecho , consolándola con palabras llenas de unción y asistiéndola , en fin , hasta su última hora 5 .
Y nosotros , ¿ acogemos el perdón que Dios nos ofrece ?, ¿ sabemos pedir perdón a los demás ?, ¿ estamos siempre dispuestos perdonar ?
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Treviño , J . G ., Concepción Cabrera de Armida , La Cruz , México 1962 2 , 48 . Cf . Vera Soto , C . F ., Francisco Armida García . Memorias de un marido enamorado , CIDEC – La Cruz , México 2016 , 78-79 , 119 .