Revista Juridica Colex mayo colex-enero-2018 | Page 7

ROBÓTICA Y RESPONSABILIDAD 05 Las noticias sorprenden cada día con nuevos inventos en una carrera que no conoce límites. En el diario La Razón de 22 de noviembre de 2017 se da cuenta de que en China el robot Xia oyic se graduó en medicina alcanzando 456 puntos en el examen, 96 más que el medio requerido; sus creadores confiesan que no se trata de reemplazar a los médicos, sino de estimular la cooperación entre humanos y máquinas, de momento, en el área rural en que escasean los médicos. Este mismo año en Japón, un sistema de inteligencia artificial médico diseñado por IBM reveló la enfermedad rara que padecía una mujer y que los médicos no habían sabido diagnosticar; para ello contrastó más de 20 millones de estudios anteriores para concluir su misión en apenas diez minutos. Los automóviles sin conductor o los grandes camiones teledirigidos que circulan por las autopistas de EEUU sorprenden igualmente. En una cuestión de tan marcado sentido social y tan sensible al nivel de empleo, se han abierto dos trincheras: la de quienes apuestan por la implantación de la robótica sin restricciones y la de quienes se oponen frontalmente a estos métodos de trabajo. La mayoría de los analistas no ven al robot como un enemigo de los trabajadores, sino como un “compañero” o un auxiliar en las labores más duras e ingratas. “Históricamente, la tecnología ha creado más trabajos que los que ha destruido” (José Marín Castán); “las ocupaciones y especialidades más demandadas hoy en día no existían hace diez años, e incluso hace seis años y el 65 por 100 de los niños que estudian primaria acabarán trabajando en empleos que ahora no existen” (Foro Económico Mundial, 2016); “No se puede paralizar el progreso ni la mejora de la productividad” (Manuel Ferré). Puede imaginarse lo que ocurriría si los ordenadores actuales fueran sustituidos por las antiguas máquinas de escribir y el papel carbón para las copias. La alternativa se plantea en los siguientes términos: o el progreso o la conservación de los viejos métodos de trabajo para preservar el empleo. Que la industria de la robótica es fuente de empleo parece innegable pues en la fabricación y empleo de la máquina intervienen las personas que la idean, diseñadores, proyectistas, fabricantes, distribuidores, agentes que operan en el mercado, sirvientes de la máquina, suministradores de elementos, programadores de actividad, personal de reparación y compañías aseguradoras. Poner trabas a la utilización de las máquinas carece de sentido, como la propuesta de algunos sindicalistas que abogan por gravar con impuestos los robots e incluso cotizar por ellos a la Seguridad Social. De mis apuntes y observaciones pueden sentarse las siguientes conclusiones: 1. La robótica no incide significativamente y de manera negativa en el nivel de empleo, y no en todos los sectores la incidencia será igual. 2. La máquina debe estar al servicio del hombre y no a la inversa. 3. No parece razonable gravar los instrumentos de la robótica con un nuevo impuesto, sumado a los que ya soporta. 4. Parece disparatado sostener que el robot, en cuanto sustituye a un trabajador o a varios, debiera cotizar a la Seguridad Social. 5. Hoy por hoy, la máquina no es equiparable al hombre. 6. El empleo de la robótica debe hacerse en condiciones que no lesione ni ponga en riesgo el medio ambiente o, como dice el Papa Francisco, debe procurar el “cuidado de la casa común”. ¿QUIERE PUBLICAR SUS ARTÍCULOS? Si tiene alguna sugerencia, interés en que tratemos algún tema o quiere ver publicado su artículo en nuestra revista, escríbanos a: [email protected]