Revista Juridica Colex mayo colex-enero-2018 | Page 6

ROBÓTICA Y RESPONSABILIDAD 04 Manuel Iglesias Cabero. Magistrado del Tribunal Supremo. ROBÓTICA Y RESPONSABILIDAD “Históricamente, la tecnología ha creado más trabajos que los que ha destruido” José Marín Castán Las distintas manifestaciones de la llamada cuarta revolución industrial ha concitado la atención y el análisis de expertos de todas las ramas de las ciencias. Han manifestado sus opiniones los políticos, sindicalistas, economistas, filósofos e incluso el Papa Francisco que ha expresado su parecer en nombre de la Iglesia Católica. Hace más de un año que he prestado especial atención a estos avances de la ciencia tan sugestivos, que parece que no tienen fronteras. Esta nueva revolución industrial, al igual que las tres anteriores, suscita un considerable número de incógnitas, y para tratar algunas de ellas he recogido en un breve ensayo de la Biblioteca Jurídica de Bolsillo de la Editorial Colex, los dos aspectos que a mi juicio encierran mayor interés: la incidencia de la robótica en el nivel de empleo y las distintas responsabilidades que el empleo de las nuevas máquinas puede originar. El primer obstáculo que hay que salvar es el de fijar con la necesaria precisión los contornos de tan compleja figura, para tomar conciencia del asunto que estamos analizando; la tarea se complica a la hora de facilitar una definición que abarque todas las manifestaciones de los distintos ingenios, pues hay una gran distancia entre el simple artefacto que limpia los suelos de un edificio y lo que se sitúa en la avanzadilla de los inventos, como es la inteligencia artificial. El Diccionario ESPASA considera la robótica como un proceso de automatización flexible, que abarca el manipulador simple, el manipulador secuencial, robots de aprendizaje, robot con control numérico y el robot inteligente. Entiendo que la frontera que separa la inteligencia artificial y la del hombre no ha desaparecido; cuesta admitir la existencia de un ser capaz de razonar, de tener sentimientos o de inventar nuevos ingenios, que no pertenezca a la especie humana, y menos, que en las alternativas pueda decidirse por la solución más conveniente o más práctica, pero ya se trabaja en ese campo. El segundo impedimento que dificulta la tarea es la absoluta falta de normativa reguladora de esta nueva manera de trabajar, no solamente a nivel interno, sino también en el ámbito de las instituciones de la UE. El “Círculo vicioso de Asimov” (1942) no pasa de ser un breve código, reducido a tres leyes, que debe presidir el funcionamiento de estas máquinas tan sofisticadas. La ausencia de normas supone un impedimento de relieve a la hora de exigir responsabilidad. Los nuevos inventos viajan a tal velocidad que en los planes de estudio de las Universidades actuales no se contemplan las necesidades del mercado propiciadas por las nuevas tecnologías, lo que provocará que, los empleos más demandados, en un futuro no lejano, no se van a cubrir por falta de preparación de los candidatos, con la natural frustración de los universitarios con graduación discordante con los títulos legalmente reconocidos. Ya existen hoy en el mercado laboral trabajos del sector digital, desarrollo de algoritmos o de especialistas en big data en los que los especialistas podrán encontrar empleo en un 100 por 100 de las ocasiones. Economistas de distintos países abogan porque la enseñanza primaria facilite unos conocimientos básicos para una posterior formación.