de la vida; Gobiernos que desconocen su papel frente a la construc-
ción de paz, y que al contrario mantienen una gestión distinguida por
la exclusión, el empobrecimiento, la corrupción y el abuso político.
Rita Segato, con sus investigaciones en las cárceles ha construido la
tesis que el agresor a las mujeres, feminicida o violador, “es un suje-
to moralista y puritano, que ve en su víctima el desvío moral que lo
convoca. De modo que su acto en relación con la víctima es una re-
presalia” [3].
A continuación presentaremos algunas frases de representantes de
la política colombiana que dejan en evidencia una identificación de
estos hombres con el mandado de una masculinidad disponible para
la crueldad.
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FEMINISMO e IZQUIERDA