E
l feminismo como propuesta y experiencia política tiene que
ver con la demanda por la distribución justa de la riqueza, y
el reconocimiento del trabajo doméstico como un trabajo no
pagado para las mujeres, que produce riqueza para el capi-
tal.
Esta lucha también es contra la explotación, el racismo, la violencia,
el fascismo, se vincula además con la defensa del territorio, la vida y
con la construcción de un mundo libertario en el que las relaciones
sociales no se basen en la dominación ni jerarquías.
Silvia Federici, pensadora marxista y feminista, plantea que en Amé-
rica Latina se da el encuentro del movimiento feminista con las lu-
chas populares, en respuesta a la política extractivista, al neolibe-
ralismo y al neofascismo. Esto surge de una situación concreta muy
fuerte, que es que todas estas políticas han impactado sobre todo en
las mujeres y en la reproducción de la vida [1].
Este 8 de marzo será de carácter contestatario frente el poder capita-
lista y patriarcal, con consensos en el movimiento social de mujeres,
pues las mujeres empobrecidas por el sistema son las que trabajan
más, ganan menos, tienen menos opciones.
Las mujeres víctimas de violaciones y asesinatos son mayoritaria-
mente mujeres empobrecidas, sometidas a diferentes tipos de vio-
lencia durante toda la vida. Nuestras preocupaciones centrales tie-
nen que ver con la manera en la que las políticas de ultraderecha,
imperialistas y neoliberales nos afectan a nosotras y al conjunto del
pueblo.
La precariedad ubica a las mujeres en situaciones de explotación
y marginalidad; si no cambia el sistema económico no cambiará la
desigualdad que fomenta realidades riesgosas para las mujeres en
las ciudades y pueblos de Latinoamérica.
¿Por qué la élite dominante odia a las mujeres?
Las luchas por la vida no han sido fáciles ante Gobiernos misóginos
[2] que no tienen políticas ni leyes a favor de los derechos de la mujer,
ni que mínimamente tienen gestos de empatía frente a la protección
FEMINISMO e IZQUIERDA
21