“Fue Barba Jacob el que escribió, hace muchos años,
‘la paz es mi enemigo violento y
el amor mi enemigo sanguinario’.
No entendemos qué quiso decir, pero
vivimos en un país donde a menudo la paz
no son brazos abiertos y corazones reconciliados,
sino un argumento más contra los otros.
Muchos de quienes estamos convencidos de que
no hay otra solución que la paz negociada,
siempre hemos sostenido también que
es inverosímil una paz sin justicia social, que
es peligrosa una paz edificada sobre
la discordia de los dirigentes, y
que es incongruente una paz en la que
el pueblo sea un invitado de piedra.”
William Ospina. La paz son los cambios. El Espectador, 19-07-2016