E
l miércoles 25 Uribe y 32 congresistas escogidos entre sus
seguidores presentaron un Proyecto de ley que permitiría
echar atrás decisiones de la Corte Constitucional por medio
de un Referendo, alegando que la interpretaciones que hace
Corte violan “la concepción de los colombianos” sobre los
derechos fundamentales.
La obsesión de Uribe contra la Corte crece cada vez que ésta toma
decisiones de respaldo jurídico al Proceso de paz o en defensa de las
comunidades.
No hay que olvidar que hace dos años Uribe ganó el Plebiscito e im-
puso el No contra el Proceso de Paz, por medio de múltiples mani-
pulaciones y noticias falsas con las que intoxicó a la sociedad co-
lombiana, patrañas que fueron reconocidas por el propio publicista
contratado por Uribe para tramarlas.
El razonamiento del ex presidente es simple, si ganó el Plebiscito con
manipulación mediática, en adelante podría ganar todos los Referen-
dos que se le antojen.
Esta es la cara real de la refundación de la República que trama Uribe,
con la que enterraría lo que queda del Estado Social de Derecho del
que habla la Constitución, para colocar en su lugar su publicitado Es-
tado de opinión, que no es otra cosa que imponer su opinión personal.
A este cambalache unos sectores lo denominan autoritarismo y otros
despotismo, porque significaría terminar de dejar al país “sin Dios ni
Ley”.
Si a la salvaje represión que ejecuta el régimen exterminado líderes
sociales y ex combatientes, le agregamos crecientes niveles de anti
democracia, el producido tiene el nombre de dictadura; pero Uribe y
el sub presidente Duque a diario tildan a otros de dictadores, mien-
tras se niegan a ver su propia realidad.
Por fortuna el mismo día 25, 567 organizaciones nacionales e inter-
nacionales defensoras de Derechos Humanos hicieron público un
Balance sobre el primer año de la administración de Duque, que ti-
tulan: “El aprendiz del embrujo: Finge la paz, reinventa la guerra y
privatiza lo público”.
EDITORIAL
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