La última rama que le brotó al árbol del negacionismo es la del Plan
002811 de las Fuerzas Militares que les ordena elaborar una narrati-
va propia del conflicto armado, que al decir del anterior Director del
CNMH, “convierte de un plumazo en víctimas a una de las partes de
la guerra”.
Revisando el estado de la estrategia negacionista de Uribe quedan
evidentes sus propósitos: demostrar que él no tiene deudas con la
justicia, que las Fuerzas Armadas y sus paramilitares de extrema de-
recha actúan legítimamente en defensa de las instituciones, y que
el exterminio de líderes sociales apenas es un daño colateral de la
guerra contrainsurgente.
Un observador agudo de la realidad colombiana, el maestro del perio-
dismo Javier Darío Restrepo afirma que:
“Los que tienen mucho que ocultar se protegen detrás de los muros
del secreto, a los criminales les convienen los olvidos y los desnuda
la memoria”.
Queda en manos de las mayorías nacionales no dejar torcer la histo-
ria y proseguir la lucha por la verdad y la memoria, como base indis-
pensable para que haya justicia, reparación y garantías de norepeti-
ción para las víctimas.
EDITORIAL
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