Los casos más críticos de esta Ventana Siniestra son las ejecuciones
de civiles inocentes por parte de militares y policías, conocidos como
Falsos Positivos, los que presentan como guerrilleros dados de baja
en combate con el fin de ganar premios en dinero y ascensos; asesi-
natos que les permite a las cabezas del régimen demostrar la efecti-
vidad de las Fuerzas Armadas en la Guerra contrainsurgente.
La justificación que hace la JEP de por qué incluye los Falsos Positi-
vos, como hechos de guerra es delirante:
“Existen razones de peso para sostener, provisionalmente, que la des-
aparición forzada seguida del homicidio de Diego Alberto Tamayo
Garcerá (Falso Positivo de Soacha) se produjo por la existencia del
conflicto armado (…) pues solo si existe un conflicto armado tiene
sentido hacer una puesta en escena que simula un combate”.
Lo que inicialmente eran buenas intenciones de hacer una Justicia
Transicional para reconocer a las víctimas y sus derechos, la clase
dominante lo ha convertido en una lavandería de los victimarios,
donde a las víctimas les niegan la verdad, la justicia, la reparación y
las garantías de no repetición.
Como la élite no asume su responsabilidad en el Conflicto y oculta la
verdad, quiere decir que no se arrepiente de sus crímenes y por tanto
su voluntad es seguirlos perpetrando; esto obliga a las mayorías na-
cionales a movilizarse y luchar para que haya una Solución Política
del Conflicto, con la que Colombia llegue tener una paz con las trans-
formaciones que se merece.
EDITORIAL
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