Confrontamos a esa minoría que desde sus puestos de poder nor-
malizaron la injusticia, para la que el exterminio de quienes nos
atrevemos a pensar en otro modelo de país no es más que una
acción de rutina; para quienes el conflicto interno no existe y a su
vez desconocen las causas sociales que lo generaron.
Como insurgentes hemos llorado no solo nuestros compañeros, sino
en muchos casos nuestros familiares a quienes habíamos dejado
atrás para no inmiscuirlos en el conflicto; lloramos en silencio las au-
sencias y las distancias; pese a todo continuamos con el ideal de
continuar dando la batalla por el derecho a una vida digna, por
una sociedad en equidad e igualdad.
La paz no llega al dejar los fusiles, y eso está demostrado con la
desmovilización de las FARC a los que hoy les roban la humanidad
y les cierran cualquier posibilidad de solución política. El régimen
no solo No condena este genocidio contra los excombatientes y
los líderes y lideresas sociales, sino que lo alientan y lo encubren.
Debates del Conflicto
Revista Insurrección / Página 36