No es un asesinato más, es también un feminicidio
Marcela Lagarde, antropóloga y catedrática feminista de la Univer-
sidad Autónoma de México, acuña el termino feminicidio, y lo defi-
ne de la siguiente manera:
“Es una ínfima parte visible de la violencia contra niñas y mujeres,
sucede como culminación de una situación caracterizada por la
violación reiterada y sistemática de los derechos humanos de las
mujeres. Su común denominador es el género: niñas y mujeres son
violentadas con crueldad por el sólo hecho de ser mujeres y sólo en
algunos casos son asesinadas como culminación de dicha violencia
pública o privada” [4].
Cada vez más se incrementa la tasa de feminicidios en Colombia, el
feminicidio debe contemplarse no sólo desde una dimensión perso-
nal e intima, sino que se debe ampliar a todos aquellos asesinatos de
mujeres que son consecuencia de una violencia sistémica.
Sobre las lideresas sociales, así como sobre todas aquellas mujeres
que desafían el status quo neoliberal y machista, recaen amenazas
que puntualizan en su condición de mujer, violencias sobre su cuerpo
y sexualidad que terminan en el asesinato sin el más mínimo pudor,
con una crueldad alarmante, que aterroriza a toda la sociedad y en
concreto a cualquier mujer que insurja frente el poder del Estado y
de las mafias que este articula.
Según el informe “Lideresas Sociales en Colombia: el relato invisible
de la crueldad” de la Consultoría para los Derechos Humanos y el
Desplazamiento (CODHES) [5], el 66 por ciento de los asesinatos de
lideresas sociales presentan agravantes como la tortura y la violen-
cia sexual. El mayor número de agresiones contra las mujeres son la
amenaza individual en un 43 por ciento, la amenaza colectiva 25
por ciento y el homicidio 17 por ciento.
Solución Política
Revista Insurrección / Página 23