Revista Innombrable # 7 - Muros Poéticos, Ciudades del Silencio - 2015 | Page 55

encuentro respuestas y eso me entristece. El viaje ya casi acaba lo veo venir. Miro la hora, 20:15. Tengo hambre. El lugar está muy iluminado, siento que algo se vuelve a activar, pero con menos intensidad. El jugo de naranja arregla un poco la situación. Conversamos, ya no queda mucho. Es momento de despedirse. De regreso a casa, sé que el viaje ha finalizado. Pero no puedo parar de pensar en cómo se exacerbaron mis antiguos disgustos en relación al funcionamiento de la sociedad actual. Pienso en la lógica de mis cuestionamientos. Sí, todos sabemos que es así. Hacemos lo que podemos desde distintas trincheras que varían en propuestas ideológicas, pero que si lo vemos burdamente apuntan hacia un mismo lado. El problema es que ellos siguen avanzando, nos siguen consumiendo, chupando nuestra sangre desde sus country clubs y el cansancio es cada vez mayor. En el colectivo frente a mí, hay una pareja de unos 60 años de edad. Se tratan con cariño, se hablan, se miran, imagino que deben estar juntos desde hace décadas. Acarrean años de trabajo y de esfuerzo. Pienso en mis padres y en que probablemente solo queda tratar de construir una casa que no se desmorone tan fácilmente. Bajo del colectivo y en la calle los postes de la luz están adornados sobriamente con una estrella que tiene una estela, que anuncian las fiestas de fin de año. Es el final perfecto, dejo de quejarme, aunque aún me queda una sensación ácida. 5.12.13. Buenos Aires. Argentina. Av. Nazca con Dr. Luis Belaustegui. Villa Santa Rita. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.0 Pablo Echeverría (Ecuador) En el reino del Correato Vertió dos cucharadas de azúcar en el café y lo montó junto al periódico del domingo. La radio a medio tono captaba la estática intermitente del estadio y la palpitante soledad de la casa encerraba su cuerpo, la desesperación le condenaba a un espacio carente de puertas y ventanas. Mario, con el periódico entre sus manos, releyó el obituario, la fecha y un espasmódico movimiento del brazo arrojó su taza al suelo. El presidente de la república había sido encontrado cerca de Guápulo con tres puñaladas en la espalda; los agresores lo habían violado y su cuerpo mostraba serias lesiones en la cabeza, espalda y ano; un pestilente charco de sangre, y semen, cubría la escena del crimen. Las imágenes, desde la página 10 hasta la 22, selectas por supuesto, figuraban un nuevo