Revista Imago Agenda 206 "Las aplicaciones del amor" Imago Agenda 206 | Page 4

LETRA VIVA LIBROS | Av. Coronel Díaz 1837 | Ecuador 618 | Buenos Aires, Argentina | Telefax 4825-9034 | www.imagoagenda.com blante, esa categoría psicoanalítica cuya riqueza y utilidad clí- nica crece día a día conforme la diversidad sexual y los femi- nismos interpelan el sentido común que hasta ahora regía las coordenadas amorosas entre las personas, en este caso a tra- vés del perfil expuesto en el particular espacio que brinda la di- mensión virtual y cuyo alcance va más allá de la mera imagen. En efecto, esa verdad mentirosa –que se vuelca en la edad, los gustos, la profesión, el oficio, el empleo, las frases representa- tivas, las expectativas, el género y el objeto anhelado–, forma parte de la presentación de quien dice buscar algo en una apli- cación. Aquí el diálogo entre el psicoanálisis y la diversidad se- xual que postulan algunos feminismos amerita cierta elucida- ción que las redes actualizan de una muy particular manera. Se trata de delimitar diferencias para rescatar el horizonte éti- co que ambas perspectivas comparten en su particular estra- tegia por una sociedad más digna y respetuosa de las diferen- cias. Entre las muchas aristas que se ofrecen al análisis elegi- mos como punto de abordaje la confrontación entre las nocio- nes de género y la propia del semblante. Por empezar, el género auto percibido desconoce al Otro, eso mismo que la concepción de semblante –por incluir el goce– incluye. En efecto, el prime- ro resulta de una construcción discursiva que otorga consisten- cia al Ser, en tanto que la segunda comporta un velo simbólico imaginario que tapa, cierne y tramita esa nada que la alteridad agita en el nudo de nuestra intimidad. En otros términos: si el género es fruto del discurso, el semblante vela al tiempo que al- berga su estructural inconsistencia: aquello que el discurso no puede nombrar. De esta manera, así como el “género” privile- gia la relación entre el sujeto y el sentido, el semblante hace lo propio entre el sujeto y el goce: ese exceso de satisfacción que el Otro imprime en el inconsciente sin que ninguna auto per- cepción alcance a domeñarlo. Sostener entonces, tal como afir- man algunas referentes feministas, que “no somos mujeres que amamos a otras mujeres, somos lesbianas” 1 , no sólo comporta una forma totalitaria de entender una elección sexual (¿es ne- cesario hablar sobre la infinidad de personas que reivindican ambas condiciones?), sino también la necia concepción según la cual una persona debería desentenderse de la participación que la impronta del Otro guarda en su constitución subjetiva. Es decir, nadie es Toda lesbiana, Todo hombre, Tode queer, Todo trans, Toda mujer, Tode fluido, etc. En definitiva, un énfasis en el Ser que trasunta un abordaje de la sexualidad tan estereoti- pado y rígido como el binarismo que padecemos bajo el influjo de la heteronormatividad. Lo cierto es que lejos de prestar con- sistencia a una concepción binaria, la bisexualidad que Freud enuncia a fines del siglo XIX supone que nadie es igual a sí mis- mo. Por algo en su seminario titulado “… o peor”, Lacan obser- va que “el sexo no define ninguna relación en el ser hablante” 2 . La auto determinación que distingue a la perspectiva de la di- versidad sexual encuentra así una contradicción por demás com- pleja e interesante en el privilegio que la época otorga al Otro a través de la imagen que se da a ver en la escenografía virtual. Las palabras. Aquí el goce desvía al auto hasta hacerlo chocar con las palabras, sobre todo las que no se dicen en el siempre imprevisible y enigmático encuentro con el Otro. Me refiero a esos dichos que, lo sepan o no ambos interlocutores, trasuntan un decir cuya singularidad traiciona el universal elegido para hacerse conocer: vegano, espiritual, emprendedor, divertido, in- telectual, compañero, amante de los animé, del fútbol, de Los Redondos, de Madonna, del Rubius o de Netflix. Eso que se ve- hiculiza en el monitor de un celu más allá del binarismo digi- tal hace posible la factibilidad de un encuentro. Aquí cuentan 4 | Imago Agenda | N° 206 | Septiembre 2019 los silencios, el espacio entre una y otra comunicación, la alter- nancia entre el humor y la seriedad, de la misma forma que en- tre las preguntas que se responden y las que se evaden, las fo- tos que se muestran y las que se niegan, transcurre la fina sin- tonía de la seducción: esa verdad mentirosa capaz de transmi- tir un efectivo interés. Por otra parte, si bien el rechazo en las redes –presentido o efectivamente expresado– suele no ser tan doloroso como en el encuentro efectivo de los cuerpos, el con- sultorio testimonia que la búsqueda de un partenaire en las re- des puede ser duro, sobre todo para aquellos que se acaban de separar tras largos años de matrimonio o convivencia. Quizás por eso, tal como en “ Her” –aquella película en que la voz de Scarlett Johansson interpretaba a una computadora que sostenía seiscientos diálogos a la vez–, quien se sirve de las aplicaciones acostumbra a entablar múltiples diálogos hasta que, de manera fortuita e imprevista, algo de lo singular es tocado y ya no da lo mismo quien está del otro lado de la pantalla o del monitor. De hecho, resulta llamativo escuchar por boca de algunos pacientes dichos nostálgicos sobre personas que jamás conocieron perso- nalmente, pero cuyas palabras sabían sintonizar una clave ínti- ma y especial. Quizás se trata de esa mixtura entre Eros y Filía por la cual algo de la confianza permite esa entrega por don- de la herida del amor encuentra un hueco para hacerse sentir. Esas palabras capaces de hacer una historia por más breve que ésta sea. En este punto, resulta por demás llamativo constatar que cierto uso de las aplicaciones no hace más que evidenciar el rasgo que distingue a nuestra época en que la metáfora se desvanece a manos de un insensato empuje de satisfacción. En efecto, el consultorio testimonia el sufrimiento de esos sujetos, en general varones, cuyos encuentros vía aplicaciones sólo ope- ran para mantener un sexo puntual sin expectativa alguna de relación con el Otro. La soledad, la abulia y el aislamiento que padecen estas personas testimonian que, para estos casos, bien podría hablarse de aplicaciones para evitar el amor. Cruel pa- radoja de nuestro tiempo sometido al ritmo digital, la facilidad de acceder al semejante sólo para verificar que el Otro no exis- te: una suerte de garantía de satisfacción que anula toda aven- tura, expectativa y contingencia. Bienvenida entonces la tecno- logía digital y los instrumentos dispuestos para el encuentro en- tre las personas. Con todo, la posibilidad de que estén al servicio del lazo social reside en la capacidad del discurso para transmi- tir esa vulnerabilidad por la cual el deseo del Otro constituye al ser hablante. Aquí es donde, como pocas otras veces, se verifica el dicho de Lacan según el cual “si Freud ha escrito en alguna parte que la anatomía es el destino, habrá quizás un momen- to en que se volverá a una sana percepción de lo que Freud ha descubierto, se dirá, no digo la política es el inconsciente, sim- plemente: el inconsciente es la política” 3 . Según nuestra lectu- ra del párrafo citado, el inconsciente es aquello que el discurso alimenta en virtud de su capacidad para transmitir una esencial fragilidad: ese manantial inagotable que no cesa de no escribir el imposible de la Relación Sexual y por la cual cantan los poe- tas al ritmo que danzan los cuerpos. Hoy que el orden simbó- lico se encuentra amenazado por la pauperización a la que lo somete el neoliberalismo en desmedro de los vínculos amoro- sos, los analistas estamos convocados para que la política haga lugar a la palabra.  _____________________ 1. https://www.google.com/search?q=lesbianas+Marta+Dillon&rlz=1C 1GCEA_enAR807AR807&oq=lesbianas+Marta+Dillon&aqs=chrome. .69i57j69i61l3.8440j0j7&sourceid=chrome&ie=UTF-8 2. Lacan, J., El Seminario: Libro 19, “ … ou pire”, Bs. As., Paidós, 2012, p. 13 3. Lacan, J., El Seminario: Libro 14: “La lógica del fantasma”, clase del 10 de mayo de 1967. Inédito.