Revista Huracán - Edición número 16 Enero 2020 | Page 11
Disciplinas Quemeras | Por Nicolás Roncoroni
La retinosis pigmentaria es un tipo de enfermedad que
afecta la pared posterior del ojo. Hereditaria y muy
poco frecuente, la misma ocasiona una pérdida grave
de la visión y, si bien existe un tratamiento para ayudar
a quien la sufre, no tiene cura.
Marcelo Daniel De Santiago suma 44 años conviviendo
con esta afección. Transitó su infancia con disminución
visual hasta que, a los 16, la cuestión empeoró a tal
punto que quedó totalmente ciego.
“Se sabía que no se podía revertir. Mis padres agota-
ron todas las posibilidades. Aprendí a escribir o mover-
me viendo muchas cosas relacionadas a la vida diaria
de los ciegos”, cuenta quien cumplió hace unos meses
100 partidos vistiendo la camiseta del Globo.
¿Qué recuerdos tenés de tu infancia como vidente parcial?
Mientras vi, disfruté e hice todo lo que quise. Aunque
era chico y el tema de la ceguera me agarró en plena
adolescencia, seguí haciendo cosas que quería. No me
privé de nada relacionado a salir con amigos o jugar al
fútbol. Pude hacerlo viendo y sin mirar también.
¿Cómo fueron tus inicios jugando a la pelota?
Siempre me gustó. Tuve la suerte de contar con ami-
gos que me incluyeron en el fulbito de la plaza. Lo hice
hasta quedarme ciego. Después pasó un tiempo, don-
de me resistí un poco, y volví a jugar. Me parece muy
bueno que los clubes le den lugar a la integración de
los ciegos para encontrar lo que sí podemos hacer.
Después de perder la visión, continuaste tu pasión
en el fútbol para ciegos. ¿Ya lo conocías? ¿Cómo
fue la adaptación?
Lo descubrí en una institución a la que me llevó mi
mamá para rehabilitarme. En realidad, ya estaba en el
entorno de los ciegos porque había aprendido muchas
otras cuestiones. Lo encontré y empecé.
El defensor tuvo un breve paso por Gimnasia de La
Plata. Los costos del viaje lo desgastaron a tal punto
que le puso un stand by a su carrera. El parate tuvo su
final cuando “Laucha”, como lo llaman sus compañe-
ros, recibió el llamado de Martín Wilkins para sumarse
al joven equipo de Huracán. El puntapié de una histo-
ria que representa gran parte de su pasión deportiva.
“Martín (Wilkins) estaba armando un plantel de cero en
el Globo. Al recibir su llamado, no dudé ni un segundo
y me sumé. Recuerdo que fue un 23 de octubre, hace
ya 9 años. Tengo un gran sentimiento por la camiseta”,
afirma el histórico deportista quemero.
¿Cuáles son tus mejores recuerdos como futbolista
de La Quema?
El primer partido de todos, sin dudas. Empatamos
contra Newell´s en Rosario. Fue especial, al principio
todo era complicado. Otro encuentro que recuerdo es
el que le dimos vuelta a Boca Juniors en el CENARD.
También, la clasificación en Tucumán. Fue un viaje her-
moso y muy lindo lo que sucedió.
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