Revista Huracán - Edición número 12 Edición 12 | Page 5
Ex jugadores del Globo | Por Rodrigo Da Silva
Hector Balsa y
Christian Verger Pardo
Ayer y hoy
¿Se imaginan seguir juntándose dentro de unos años
más, “Polaco”?
Yo creo que sí. Nos conocemos hace casi cuarenta, de-
jamos de jugar algunos hace tiempo y seguimos acá.
Falta Raúl García entre tantos otros chicos, pero segui-
mos acá.
¿Cuál fue la mejor victoria y la que más disfrutaron?
La mejor victoria de la categoría fue ante Lanús, un dos
a cero en cancha de ellos. Venían de veintitrés partidos
sin perder, jugaba Schurrer, un par de jugadores im-
portantes que jugaron en Primera después.
¿El mejor de la banda?
Lo tenemos al “Enano” Verger, cuando jugaba la 72’,
nos quedábamos a ver a la 71’ para verlo a él.
Cuando la pregunta es sobre el técnico que más recuer-
dan, Carlos Herrera lo confirmar sin dudar: “Pachanga
Cantú, nos enseñó mucho como personas además de
lo deportivo. Un gran hombre, es lo fundamental en
todo esto”. Un segundo después, para describir cómo
jugaba este equipo de amigos, “el Bocha” Scalengue
se anima a contestar: “Jugaba muy bien, era todo pa-
rejito, pegábamos, hacíamos goles y cuando teníamos
que poner, poníamos. Por eso aquellos años en los que
teníamos quince o dieciséis fueron increíbles. Esto es
lo mejor que te deja la vida”.
Tras las primeras palabras, los muchachos con arrugas
comienzan a perderle el temor al micrófono y cuentan
su verdad, la que muchas veces han relatado pero que,
en esta ocasión, tiene un gusto especial al salir de sus
bocas. El que sigue es Sergio Arias, uno de los que
no la tuvo fácil y cumplió el sueño: “Para mí fue algo
complicado porque me tocó la colimba y a muchos los
dejaron libres. Poroto, otro compañero de equipo que
le tocó también, y yo fuimos los únicos a los que nos
dejaron acá en el club. Estuvimos casi como seis meses
relegados y gracias a Eduardo Camiña, quien no sé si era
dirigente o no, pero él hizo las gestiones para que por lo
menos pudiera entrenar con el plantel. Justo en la época
en la que dirigía Trossero pude llegar a Primera”.
¿Qué significó para vos jugar en la Primera de Huracán?
Para mí un orgullo grande, porque desde los 5 años
que nosotros estamos juntos y bueno, haber llegado a
Primera fue un orgullo y una alegría enorme. Más por
lo que yo había vivido en ese momento.
Además de lo deportivo, cuarenta años después jun-
tar esta mesa no debe ser fácil...
No sé si es difícil, pero es lo más lindo que uno puede
tener. Al margen de que comparto todo lo que dijeron
mis compañeros hay algo que quiero rescatar que es la
ayuda entre nosotros. De que cuando alguien necesita
algo, tratamos de ayudarlo y alentarlo en lo que poda-
mos. Y eso lo rescato hoy también.
Santiago Lupo no se queda atrás y toma la posta que
deja su compañero: “Siguiendo lo que dice “el Chi-
qui”, siempre que nos juntábamos hablábamos de las
cosas lindas, pero también nos han pasado cosas no
tan lindas a nivel personal y la verdad que el grupo
estuvo al lado. En el caso mío hubo mucha gente cer-
cana, ni hablar del “Polaco”, un fenómeno. Hemos pa-
sado la niñez, la adolescencia. En el fútbol obviamente
y también por afuera. Salíamos a bailar, hacíamos cual-
quier cosa, así que nada. Muy muy contento de verlos
a todos. Con algunos tengo una amistad muy profunda
y ojalá que nos sigamos viendo mucho tiempo más”.
En el último tiempo, muchos ex jugadores sufrieron
tras abandonar su carrera. ¿Este tipo de cosas son
fundamentales para entender que hay una vida tras
el deporte de alta competición?
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