Revista Huracán - Edición 15 REVISTA HURACAN - diciembre final - simples | Page 7
Institucional | Por Rodrigo Da Silva
La siguiente historia es la de uno de los metafóricos albañiles que tiene el Club Atlético
Huracán. Ese trabajador incansable que no ve luces ni flashes, un obrero cuyo nombre no
aparece en las portadas. Fernando Salces es hoy el Gerente Deportivo del Globo pero
toda su vida estuvo ligada al club. Recuerda su infancia como hincha, repasa su llegada
colaborativa a la institución y revela cómo lleva a cabo las tareas de logística que hoy
ocupan su tiempo.
¿Cómo arranca tu historia con Huracán?
Mi papá me hizo hincha de Huracán, su familia era
toda de Boca pero en las épocas de alquileres de las
casas, había una persona que le alquilaba a mi abuela
y lo hizo hincha de chico a mi viejo. quero. Me han regalado el de Andújar, el de Migliore,
dos de Aguila Gutiérrez, tengo uno de Puentedura,
uno de Quinto Pages, tengo el de Limia, uno del Lau-
cha Ríos. Generalmente los buzos no tienen los colores
de Huracán y eso los hace más difíciles de conseguir.
¿Cuáles son los primeros recuerdos en el club? ¿Ibas a
la Sede, a La Quemita?
No, me daba vergüenza ir a la Sede. No quería venir a
la Sede pero uno de los primeros recuerdos que tengo
fue cuando hicieron la piedra fundamental en La Que-
mita, que había una carpa y le dieron a mi bisabuela,
que era la socia número doce una plaqueta de reco-
nocimiento de vitalicia en el día de la inauguración del
predio. Además, mi bisabuela le lavaba la ropa a los
jugadores de Huracán. Ya trabajando en el club, tenés una relación con los ju-
gadores que te toca recibir casacas como el buzo de
arquero de Antony Silva, por ejemplo…
Esa relación con el arquero de la Selección de Para-
guay o con cualquiera, es una locura porque siempre
uno cuando está allá afuera sueña en armar el conjun-
to, en cómo será todo el detrás de escena y en este
tiempo me ha tocado estar a cargo de la ropa, obvia-
mente siempre con la ayuda de los utileros Walter y
Ezequiel Coffer.
Una linda coincidencia con tu bisabuela que lavaba ca-
misetas y hoy vos sos coleccionista, ¿qué cantidad te-
nés más o menos?
Debo tener más o menos trescientos cincuenta cami-
setas de huracán y más de mil de todos los de todos
los demás equipos. ¿Qué te dio y que te quitó poder trabajar en el club?
Y, me sacó la popular, ja. Así como dije ‘nunca voy a ir
Y más allá de la conexión familiar y la coincidencia,
¿dónde radica el fanatismo por las casacas?
Cuando era chico no se conseguían tan fácil, como es
ahora y no había tantas alternativas y la de Huracán era
difícil. Estaba Braesas y había una casa en Carlos Calvo
y Boedo, que era de los hijos del Vicepresidente Barto-
lomeo y cómo tenían casa de deportes, se ve que pe-
día algunas más para los hijos y la llamaban a mi mamá,
que laburaba cerca y le decían ‘Lili, ya está la camiseta
de Huracán’. Ahí mi vieja iba y me la compraba. Debe
ser por eso que como siempre que salía una casaca, mi
mamá me la traía de regalo porque me iba bien en el
colegio. Ahora me ha quedado coleccionar las camise-
tas, ahí empecé. Hoy mi vieja me quiere matar porque
en la casa de soltero quedaron todas las camisetas y
sigo llevando, pero ya no entran más. Todas las casa-
cas son para mi mamá pero ya no las quiere, ja.
¿Cuál es la camiseta más linda?
La más linda hoy es la del Loco Dalla Libera, azul, cuan-
do jugó en los noventa y pico, un Huracán vs River que
metió el gol Medina Bello. Incluso creo que solo la usó
dos partidos, esa es la más linda con los buzos de ar-
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