Revista Greca | Page 57

Introducción
Mishima y los ecos de la literatura oriental escuchados por Occidente
Yukio Mishima es uno de los más grandes exponentes de la literatura japonesa moderna y, por desgracia, de los únicos que han llegado hasta nuestro hemisferio. La cultura oriental— centrada en este caso en la japonesa— ha sido opacada en Occidente a través de los siglos, por lo que al solo llegarnos pequeñas porciones de esta, hemos sido lo suficientemente ignorantes como para crear una errónea idealización de la cultura oriental, en donde Japón no se convierte en una excepción, ya que ha pasado a ser una cultura que no escatima en estereotipos molestos( samurais, sushi, anime, etc.). Por eso, es uno de los países con el menor reconocimiento de su cultura por parte del mundo occidental.
Uno de dichos fragmentos que ha llegado a América— y con mayor fortuna a América Latina— ha sido su literatura; la cual, a partir de los años 70, empezó a obtener gran atención por parte de los lectores occidentales, ya sea por las poéticas conjugaciones de las novelas o los dibujos mentales producidos por los famosos haikú; los cuales, además de todo, son los mayores exponentes de la literatura japonesa que ha logrado llegar a nuestras manos y que, por fortuna, nos ha dejado visualizar a la literatura de dicho país con un aire de misticismo. Por lo que cada vez que uno logra apreciar una obra literaria oriental— o, específicamente, de Japón—, uno tiende a quedar maravillado con la magia y el misterio que emanan de sus párrafos.
El marino que perdió la gracia del mar: Retrato de un fantasma que se niega a desaparecer
La novela escrita por Yukio Mishima, El marino que perdió la gracia del mar, es una obra base para comprender el cambio social que sufriría Japón después de la Guerra. El libro relata la historia de la familia Kuroda, conformada por la madre viuda, Fusako, y el joven hijo, Noboru, quienes al perder a su padre( y esposo) en la Guerra, intentan salir adelante a pesar de que su nación haya quedado en ruinas. Aunque esa sería solamente la misión, Fusako intenta sobresalir en el comercio mientras que su hijo solo se contenta con verla desnuda a escondidas cada vez que esta lo regaña.
Entonces, sin previo aviso llega un personaje que, se supondría, levantaría las esperanzas de la fracturada familia. El « marino » Ryuji, quien ha vivido muchos años en el mar, se asienta en la casa Kuroda, donde se enamora perdidamente de Fusako y es lo que al final lo fuerza a retirarse del mar para siempre, lo cual le parece bien a Fusako, pero para el joven Noboru no. Él siempre había visto al marino como un héroe, una leyenda, una figura a seguir, pero cuando ve que este prefiere los placeres banales de estar enamorado a una vida de aventuras inenarrables alrededor del mundo en un barco, se da cuenta de que ni siquiera el « héroe » que él seguía era apto para sobrevivir en este mundo confuso y cambiante. Por lo cual, el joven Noboru, junto a su pandilla de jóvenes marginados, se dispone a eliminar a este supuesto héroe que se rehúsa a vivir dignamente en el mar, para dejarlo por una simple y monótona vida en tierra. Y así, urden un terrible, despiadado y visceral plan para acabar con la vida de tan honrado hombre, quien simplemente siguió su corazón y, a cambio, termina siendo cruelmente ejecutado por una pandilla de jóvenes sin principios, sin rumbo. Esta novela nos muestra cuán lejos puede llegar un joven al sentirse traicionado por sus propias ambiciones, al ver cómo su héroe en realidad, en el interior, no es más que un cualquiera que lo único que busca es el amor de una mujer; algo que un joven como Noboru empieza a explorar, pero sin llegar al límite de que esa sea la razón para abandonar algo tan hermoso y puro para él como lo es la vida de un marino.
Lo que hace Mishima con esta novela es mostrar cómo el Japón que él conocía desde pequeño( Ryuji), después de la Guerra, empieza a abandonar sus propias raíces y tradiciones, al verse intrincado con el novedoso capitalismo y el comercio( Fusako) traído de los Estados Unidos gracias a la Ocupación americana. Japón se convierte en un mundo completamente distinto y a la vez grotesco para Mishima— que, a su vez, podría ser Noboru—, en donde al final no consigue encajar, a diferencia de todo el mundo; por lo tanto, hace que no se sienta perteneciente a ese lugar, al que alguna vez llamó « patria » y que ahora es algo que él no sería capaz de llamar nación, la cual sufre de algo que él no puede concebir como « desarrollo »; razones suficientes para que él se quitara la vida.
Desarrollo conceptual
El « renacimiento japonés », la caída de la tradición contra el progreso
La Segunda Guerra Mundial se ha considerado
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