Introducción
Desde el inicio de La muerte de Iván Ilich, de León Tolstói( 1886), hasta el final podemos distinguir un contexto social único de las últimas décadas de la era rusa victoriana; tan única que como esta hubo pocas, pues, como dice Fernández( 2014), el pueblo ruso era pobre pero orgulloso. Siguiendo esta línea, eso convertiría a la nobleza de Rusia en una clase dirigente que tiene trabajos formales, y lo diferenciaría del sistema victoriano en Inglaterra y otras naciones de la misma época, en los que sus semejantes no trabajaban sino que simplemente disfrutaban de los privilegios del ocio y uno que otro cargo, lo que más que propinarles trabajo extra buscaba demostrar su grandeza. Sin embargo— y como de hecho lo comentan en el libro—, en la Rusia victoriana existían también ciertos cargos innecesarios, « para tales individuos se inventan cargos ficticios y sueldos nada ficticios de entre seis y diez mil rublos, con los cuales viven hasta una avanzada edad »( Tolstói, 1886, p. 5). En cuanto este comentario va dirigido hacia la situación del padre del protagonista, podemos convenir fácilmente en la familiaridad que existe entre él y este tipo de órdenes sociales, a lo largo de la historia.
También nos encontramos con un Iván Ilich pensativo, específicamente al final de su vida, pues, en sus moribundas conclusiones, se desvía hacia variadas posibilidades en relación con su vida que— cabe aclarar—, para su contexto podrían ser consideradas revolucionarias.
Se le ocurrió ahora que lo que antes le parecía de todo punto imposible, a saber, que no había vivido su vida como la debía haber vivido, podía en fin de cuentas ser verdad. Se le ocurrió que sus tentativas casi imperceptibles de bregar contra lo que la gente de alta posición social consideraba bueno— tentativas casi imperceptibles que había rechazado inmediatamente hubieran podido ser genuinas y las otras falsas, y que su carrera oficial, junto con su estilo de vida, su familia, sus intereses sociales y oficiales [...]. Todo eso podía haber sido fraudulento. Trataba de defender todo ello ante su conciencia. Y de pronto se dio cuenta de la debilidad de lo que defendía. No había nada que defender.( Tolstói, 1886, p. 25)
Aquí es donde entramos en una categoría mucho más extensa, dada a partir de aquella reacción de
Iván Ilich, quien puede no solo representar el estado moribundo en el que se encuentra sino también toda la cadena de cambios, revoluciones e ideas radicales que, en burla de ciertas ideologías, surgen casi de la inmediatez, alrededor de los años cercanos a la publicación de este libro; finalmente, puede representar cómo estas eran vistas desde la perspectiva de los otros. El autor metafóricamente propone que el personaje liberal, en este caso, sea un sujeto moribundo que no sabe en qué más pensar y, dejando de lado todos sus prejuicios y valores de noble, recae en ideas que para él por momentos toman mucha fuerza pero luego categoriza como indefendibles. ¿ No sería acaso mucha coincidencia que este distinguido y ocioso personaje de la literatura rusa, precursor e ícono del movimiento realista del mismo origen, hubiera planteado como estructura metafórica de una de sus más afamadas novelas, un acercamiento hacia el trato y acogimiento que venían recibiendo el liberalismo y otras ideologías desde hacía unas décadas en los imperios europeos?
Liberalismo
Para contextualizar un poco el ambiente del relato, es necesario saber que desde finales del siglo xvii existían ciertas inclinaciones políticas hacia el liberalismo y el nacionalismo, pero como dice Lara( 2010), desde las oleadas revolucionarias de 1830, Rusia era reconocida como una monarquía autoritaria y no liberal, en donde ideas como estas eran consideradas fuera de contexto, pues habría sido simplemente incorrecto y eran más bien pocos quienes las compartían. Además, es necesario entender que Rusia siempre había sobresalido por su característica censura: « government-regulated censorship was discontinued in the nineteenth and twentieth centuries; nevertheless, in the 19th century, colonial governments like Russia and Britain still practiced harsh censorship »( Abbasi y Al-Sharqi, 2015, p. 22) 1; por lo que podemos concretar que la Rusia victoriana no era liberal en lo más mínimo.
Empero, ciertamente es radical que Tolstói le diese tal personalidad a un personaje de tan alto nivel social, pues aunque este se encuentra en una situación en la que ya siente que no puede justificarse a sí mismo nada, tampoco nada vale ya la pena en sus circunstancias. No obstante, el actuar del personaje en tales momentos puede ser ciertamente justifica-
1
La censura regulada por los gobiernos fue descontinuada en el siglo xix y xx; sin embargo, incluso en el siglo v Gobiernos coloniales como Rusia Y Gran Bretaña todavía impartían una severa censura. [ Traducción propia ]
45