Revista Greca | Page 27

primero de bachillerato a la que, curiosamente, fue José quien me invitó. Recuerdo a todos comportándose como imbéciles, preadolescentes cachondos bailando música repetitiva. Todos en una profunda decadencia y yo era la única persona con algo de decencia y moralidad en todo el evento. Sin embargo, esto no puede ser, no hay forma de que hayan pasado seis años desde el último evento al que asistí. Me percato de que están a punto de cerrar las rejas de la escuela así que me apresuro a la salida y olvido estas tontas distracciones.
Una vez llego al paradero del bus, decido mirar mi celular y la desgracia me encuentra. Por alguna artimaña de Cronos o algún desliz en el espacio-tiempo, ya son las 4:30; por tanto, el último bus hacia mi casa partió ya hace veinte minutos. Resuelvo caminar. Al cabo de unas cuantas cuadras, me canso y decido meterme en una cafetería que está cerca.
Maldita será mi suerte pues en esa misma cafetería está José con su manada de incultos. Intento ignorar este hecho y pido mi café. Minutos después, José y sus amigos se levantan de sus mesas. Cuando creo que por fin podré descansar un poco, se me acerca el idiota. «¡ Oiga, parce! ¿ Qué más?». Intento contenerme y lo saludo. « Parce, ¿ qué hace por acá? ¿ Pa’ dónde va?». Le explico que perdí el último bus hacia mi casa «¿ Marica, ¿ a lo bien? Qué cagada. Oiga, si quiere podríamos …». Una niña de nuestro curso que está a su lado le da un codazo. « Agh, parce, no hay espacio en el carro, se me había olvidado ». El tono de mentira es lo suficientemente evidente como para que me ofenda. Le digo que no hay problema, ya he caminado hasta acá después de todo. « Bueno. Suerte, parce. Vemos el lunes », se despide con apuro.
Me quedo en la cafetería con José en mis pensamientos. En un momento concibo mil cosas que quisiera que le pasaran, todas para despojarlo de todas esas comodidades, de todos los beneficios que el azar le entregó. El hijo de puta simplemente nació por encima de mí. Yo soy mejor que él en cualquier campo pero a él le va mejor. No, a quién engaño, el malparido es un genio y yo solo soy un idiota intentando llegar a ese nivel. Todos tenían razón, ese cuento le quedó asombroso. El pedazo de mierda lo hizo en el bus. No es justo, yo solo quiero igualar el campo. ¿ Cómo lo logra? Ni siquiera es solo lo académico, en todo lo que hace triunfa y nunca lo he visto esforzándose. Lo peor es que el muy malparido es buena gente, el gran hijo de puta no le cae mal a nadie, siempre está de buen humor y todo amable, todo sonriente, todo risueño, todo idiota. Qué mierda, qué puto asco, qué mamera. Además está siempre en alguna fiesta o en cine con alguien o haciendo algo interesante o con sus amigos …
Amigos.
Llego a mi casa y abro mi portátil. Para mi sorpresa hay un mensaje nuevo. Aún más increíble, es de José. Supongo que solo quiere burlarse de mí.
« Parce... ¿ Me puede ayudar a revisar el texto de lenguaje?», y venía adjunto un archivo: « cuento3 _ final. docxs ». Abrí el archivo esperando ya el remate a este chiste de mal gusto. Sin embargo, después de echarle una ojeada rápida, me di cuenta que era lo mismo que había leído en clase.
Arrastrado por la curiosidad, decido caer al nivel de la interacción por redes sociales, rebajarme a la basura que apenas si me gusta contemplar desde el margen. Como la gente que se reúne a ver las demoliciones de los edificios, solo que el edificio es la sociedad.
—¿ Con qué propósito me envía esto?— Pues … para que me ayude … Creí ya haberlo explicado.— Pero si todos amaron su lectura. ¿ Qué más necesita?— Parce... ¿ De qué putas habla? Todos se cagaron de la risa apenas terminé.— Eso es cierto, pero la razón no fue el cuento. El profesor incluso dijo que era perfecto. De todas formas, ¿ por qué mi ayuda?— Yo qué sé, parce … Usted se ve bueno pa’ estas mierdas … Además, el profesor no dijo que era perfecto. ¿ Qué putas? Es más, cuando terminó la clase se me acercó y dijo que lo hiciera de nuevo.— Bueno, sea como sea ¿ Por qué me está hablando ahora? No es que me importe pero ¿ usted no debería estar en un evento?—¿ Qué putas, parce?— Lo de Diana... tengo entendido que es hoy.— Parce, ¿ por qué es tan raro? Eso es un proyecto de biología.
No estoy seguro de qué pensar, así que simplemente decido evitar hacerlo y acepto revisar el cuento. Pasan unos tres minutos hasta que encuentro ese punto final. Qué malgasto de tiempo. Es una historia increíblemente trillada, llena de clichés que al final esperan poder redimirse haciendo referencia a sus propios errores. Un completo asco.
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