contexto, todo estaría inevitablemente ligado a un ser semejante a dios que no solo podía
acabarlo todo de un golpe y fragmentarlo en pedazos, sino que, además, estaría a cargo de
todas las decisiones que afectaran su vida sin que pudiese hacer nada?
Solo el esclavo puede comprender el temor producido tras un extraño escalofrío y, en
lo profundo, había un agudo pesimismo el cual acabó con sus motivaciones, objetivos y
demás cosas ya mencionadas. Pues, quien sabe que su vida está en manos de otro deja de
disfrutarla. Después de todo, al final, lo único que tenemos en realidad es el control de
ella, o al menos eso queremos creer.
Después de esto, según sus más cercanos, dejó de ser él mismo. Pasó de ser un enérgico
chico a otro amargado, pesimista, que usaba para toda la excusa de, «Lo que pase es
responsabilidad del reflejo».
Hubiese seguido hundido de no ser por su forzosa inscripción a un psicólogo, alentada en
parte por su hermanastra. Estas terapias no sirvieron de casi nada. No daba señales de progreso,
ni siquiera quería revelar ningún detalle de su extraño temor. Solo dieron fruto en una ocasión.
Su médica encargada, tras percatarse de su temor aparentemente irracional hacia los
espejos, decidió experimentar con uno para así intentar desentrañar los misterios que le
envolvían. Le encerró en un cuarto lleno de espejos atado a una silla y así se dispuso a oír
lo que ocurriese de ese lado de la puerta.
Después de un minuto exacto, el hombre empezó a gruñir, a quejarse diciendo que le
dejase salir. No tardó en empezar a pedirlo a gritos cada vez más desesperados. Los golpes
llegaron lentamente como la percusión que acompañaba sus gritos formando así una
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