Revista Greca Revista Greca Número 2. | Page 53

en el departamento ya que sus compañeros y superiores lo menospreciaban. Al caer el invierno, Akaki precisa de un capote para protegerse del frío, y llega a extremos para conseguir el dinero necesario. Una vez logra su cometido y compra su capote, la vida para él cambia totalmente, sus antes groseros compañeros y superiores ahora le tenían mucho respeto, lo invitaban a sus fiestas y eventos. Hasta que, camino a una de estas, le roban su capote. Como consecuencia, Akaki debe pasar la dura burocracia de su gobierno para intentar recuperar lo que le han arrebatado, pero esta vil organización de millares de departamentos y funcionarios sin ningún propósito aparente termina siendo la muerte de Akaki. No obstante, él volvería, esta vez como espíritu, para atormentar a aquellos que lo llevaron a la miseria, robándole a cada uno de ellos su capote. La locura del cuento que nos quiere mostrar el autor es la de la sociedad, pues es ella la que valora y enaltece a las personas según las vestimentas que posean.     El siguiente relato a analizar será «La nariz». Está divido en tres partes. La primera narra de manera muy breve cómo un barbero se encuentra la nariz del asesor colegiado —otra palabrota usada para describir un trabajador del órgano de administración del Gobierno— Kovaliov, a lo cual procede con intentar tirarla al río hasta que se encuentra con un comisario que se lo impide. La segunda parte narra cómo Kovaliov vive con esta tragedia de haber perdido su nariz casi que por arte de magia y sin dejar rastro alguno. Intenta localizarla y pone la queja con alguien. Mientras está pasando por el arduo trabajo de hablar con funcionarios para arreglar su problema —casi la misma situación por la que pasó Akaki—, tiene un encuentro con una bella doncella que lo rechaza cuando se percata que no tiene su nariz. Además, es burlado por un trabajador de la oficina de anuncios cuando le ofrece una fumada de su cigarrillo, pues de qué le sirve fumar si no puede sentir el olor del humo. Kovaliov regresa indignado y casi que sin esperanzas a su casa, donde reflexiona sobre su pérdida. 45