En esta historia el abrigo juega el papel protagónico. En San Petersburgo los climas de
invierno eran tan letales que para sobrevivir y evitar morir de hipotermia, se necesitaba de
un buen abrigo . Aquel que no pasara la noche era el que no conseguía el calor necesario,
es decir, los pobres morirían tarde o temprano. Por esta razón el abrigo se convierte en el
símbolo de casta, dinero y abundancia.
(Fotografía preparada) Fotografía: Violeta Medina.
En la vida de Akaki el abrigo, además de ayudarlo a sobrevivir, le trajo amigos y
atención, creó una presencia en él, que nunca había tenido. «Akaki siempre vivió a las
sombras del mundo, siguiendo órdenes, siendo maltratado por sus compañeros, por sus
jefes […] le trataban de modo que cabe calificar despótico» (p. 207). Su vida era solo
una rutina, sin salirse de los parámetros que él mismo había creado. Tener un abrigo
significaba la protección, la capacidad de sobrevivir al invierno. «Ese enemigo no es otro
que nuestras heladas norteñas […] la frente de incluso aquellos que desempeñaban los
más altos cargos gubernamentales duele del frío que hace y los ojos se llenan de lágrimas».
Entonces para alguien como Akaki que ganaba solo 400 rublos —dinero que solo
alcanzaba para pagar el arriendo, los servicios y la comida— era casi imposible conseguir
un abrigo que cumpliera con los requisitos necesarios. Pero el día en que consiguió el
abrigo, después de haber luchado tanto para conseguir el dinero y comprarlo, su vida
cambió por completo. En las calles lo miraban de buena forma, en la oficina lo admiraban,
lo invitaban a fiestas a las cuales nunca hubiera sido invitado, todo por poseer aquel
símbolo de clase alta. Al conseguirlo logra asegurar su futuro, su vida, ya el frío y el miedo
a la muerte no son un problema.
Al ser robado Akaki comprende que su vida gira en torno al abrigo y ya no tenía más
propósito que encontrarlo. Al pedir ayuda nadie lo toma como un igual, es solo un pobre
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