Revista Foro Ecuménico Social Número 8. 2011 | Page 98

Responsabilidad Social y Ciudadana bajo y no verlo solamente como mercancía. El tema del clientelismo es muy importante, porque no es algo pedido por la gente. El proceso de esta cultura clientelar de la política en relación a los sectores más vulnerables, tiene que ver con una actitud que se ha tenido de arriba hacia abajo. El quiebre de la cultura del trabajo viene tratando de instalarse desde distint os gobiernos, desde distintos lugares, desde hace mucho tiempo, y todavía no lo han logrado. No es que la gente sea vaga y no quiera trabajar; eso es un prejuicio. Cuando el país entró en la situación en que hubo millones de desocupados, el subsidio del Plan Trabajar era algo que la gente rechazaba. Es más, nosotros sabemos que la creación y aparición de los movimientos piqueteros, muchas veces, en el interior del país, eran acicateados por algunos intendentes y gobernadores para que hicieran lío y ellos lograran adelantos del Tesoro Nacional y algunos planes asistenciales. De esto se tienen que hacer cargo. La única política de Estado que hubo a lo largo de estos diez o quince años, fueron los planes asistenciales. Atraviesa todos los gobiernos porque es una cultura política de dominación. Lo que dicen en general desde distintos sectores del poder es que no está mal hacer asistencialismo, sino quién lo hace. Entonces, es bueno mejorarlo. Eso también se ha instalado en otros lugares, donde se justifica al puntero político ante el abandono del Estado. Pero el clientelismo es tremendamente perverso, porque genera una cultura de domesticación, una cultura de dominación. Entonces, si la dignidad asoma en su momento y uno se planta contra eso, no encuentra eco en los otros que están acostumbrados a esta cultura. Solamente la dignidad se construye con el otro, es decir, la dignidad verdadera, la que uno siente, la que uno puede desarrollar a partir de encontrar eco en el otro. El problema de la pobreza en la Argentina no tiene razones materiales. Hay posibilidades para que en la Argentina no haya pobres. Hay alimentos suficientes. El problema de los pobres en la Argentina es que los demás vean a las personas como pobres, y no como semejantes. ¿Por qué? Porque si uno lo ve como pobre, dice: “ese siempre va a ser pobre”. En cambio si lo ve como semejante, va a decir: “éste va a ser como yo, va a tener posibilidad de equivocarse en los negocios, de fundirse, levantarse, pero mejorar su calidad de vida”. Se ha hecho que los pobres no puedan salir de esa situación; por lo tanto, a lo único que tienen derecho es a algún plan asistencial, algún plan clientelar. Este es el problema: no está tanto en los pobres, sino en los demás que tienen que construir con el otro su dignidad. Se puede empezar a transformar la realidad, y combatir el clientelismo, que hoy no es solo patrimonio de los pobres. Hay clientelismo en todos los sectores sociales, y hay clientelismo en la política. Por ejemplo, cuando desde la política lo único que se ofrece para ser militante en un partido político es un cargo. Es una relación de dependencia, es una relación de dominación, de clientelismo. Esto es lo que hay que terminar. Igual que en una unidad básica de los barrios se da la misma lógica. A lo mejor no tan obscena; pero la misma lógica se ha instalado. Uno de los problemas más serios que tiene la humanidad es este sistema de dominación de unos sobre otros. Y los que están más desprotegi- No es que la gente sea vaga y no quiera trabajar. Cuando en el país hubo millones de desocupados, el subsidio del Plan Trabajar era algo que la gente rechazaba. FORO •117