Revista Foro Ecuménico Social Número 8. 2011 | Page 93

Responsabilidad Social y Ciudadana Tendríamos que buscar a la responsabilidad social como una herramienta de gestión. No hablamos de marketing social, sino de otra cosa, de una forma nueva de fabricar el futuro. ciado un camino, que es largo, tan largo que siempre podemos ir un poquito más allá, y además buscar permanentemente la posibilidad de hincar nuestras raíces en valores y en principios, y darnos cuenta que la responsabilidad social, en el fondo, no es más que cumplir con nuestro deber, tener compromiso social, y cumplir la ley. Sin cumplimiento de la ley no se puede hablar de que una empresa o una organización sea socialmente responsable. El cumplimiento de la ley es exigible e inevitable, y la empresa o la organización, o el ciudadano que incumple la ley deja de tener esa condición de ciudadano o de empresa, o de organización, o de institución responsable. Lo primero es cumplir la ley, y cuantas obligaciones se derivan de la ley, y ser transparentes, y tener un comportamiento ético. Los buenos solo ganan a los malos cuando además de ser más, creen en lo que hacen. Nietzsche decía que al final una generación ha de comenzar la batalla. Esto no se consigue de la noche a la mañana, se necesita mucho esfuerzo, mucho trabajo, mucha decencia, y poco facilismo. ¿Casta privilegiada? Segundo punto, el ser honesto. Tenemos el riesgo, los que nos dedicamos a esto de la responsabilidad social, de convertirnos en una especie de casta privilegiada. Escribimos y hablamos para nosotros, hacemos cosas que no entiende nadie, utilizamos un lenguaje críptico, y al final estamos todo el día pensando “hay que ver qué poco nos entienden”. Cuando resulta que nosotros no hemos dado los pasos para que nos entiendan. 112• FORO Tenemos que ser honestos, y no prostituir desde dentro, porque hay demasiados nichos de negocios dentro de la responsabilidad social; lo que debería ser nuestro sincero compromiso con el futuro. Desde luego, no es un método para salir de la crisis el hacerse rico, o más rico, o salir corriendo. Eso le pasó a Madoff, que era seguramente el más rico. La ley no nos hace honestos ni deshonestos, la ley está para cumplirla. Y la ley sólo apunta a la solución del problema. Al final una ley sin principios y sin valores se convierte en papel mojado. Por eso importa que por debajo de la ley haya un sustrato moral indispensable, que es lo que hace a las sociedades más justas, y más equitativas a las sociedades y a las personas. Deberíamos ser capaces de hablar el lenguaje de la calle, porque si no el riesgo que estamos corriendo es convertirnos en una especie de Torre de Babel, en donde nadie sabe de qué estamos hablando. En esto de la responsabilidad social, uno o es profesional porque cree en esto, o es apóstol porque cree en esto y no cobra. Lo que nunca podemos ser en la RSE es mercenarios. Cobrar por cobrar haciendo responsabilidad social o cualquier otra cosa, no sirve. La RSE o se cree o no se cree. Lo que no se puede es estar dentro sin creer en ella, haciendo como si no interesasen los problemas que se derivan de esta nueva forma de gestionar la empresa y la organización. Tendríamos que ser capaces de hablar de parte de los interesados, de los grupos de interés. Cuando Milton Friedman lanza la teoría de los stakeholders, se traduce al castellano como “grupos de interés”, creo que equívocamente, porque al final el grupo de interés está sólo a un centímetro de convertirse pri-