Revista Foro Ecuménico Social Número 8. 2011 | Page 27

Inserción laboral de jóvenes Pastor Tomás Mackey Administrar la Creación Director del Seminario Internacional Bautista El nuestro es un foro ecuménico social y fíjense las dificultades que nos plantea; en primer lugar, dialogar ecuménicamente, lo cual es ya un desafío y tiene todas sus vueltas, pero en segundo lugar, no solamente dialogar ecuménicamente sino hacer dialogar el mundo ecuménico con lo social. Me decía una vez un economista: “Ustedes los religiosos, no saben nada de economía”. Yo no le retruqué diciendo que “todos los economistas, quizá, no saben demasiado de teología”. Pero lo interesante fue que, pese a todas estas posibles dificultades, hace años dialogamos y con un enriquecimiento mutuo fantástico, para descubrir que cuando estos dos, si ustedes quieren, polos, en fin, estas dos partes de esta ecuación, ecuménico-social se disocian, ambos se empobrecen y que en cambio cuando los aspectos religiosos dialogan con los sociales y los sociales con los religiosos, la sociedad toda se nutre, se enriquece, se potencia y la visión que resulta de allí nos ha resultado francamente estimulante. No quiere decir que esto sea fácil, muy por el contrario. Algunas veces es bastante difícil hacerlo, pero el resultado -cuando se dialoga con intensidad, y sobre todo cuando temas tan vitales- el resultado final siempre ha sido francamente alentador. El tema del trabajo es tal vez uno de los pocos que en la realidad social del mundo sean tan significativos. Precisamente hablando en un foro ecuménico, digamos que “trabajar”, el verbo, en la Biblia, es de fundamental importancia. La Biblia comienza -son las primeras palabras que pronuncia- nada menos que mostrando a Dios trabajando: “Dios creó” dice. Así que en realidad lo que la Biblia muestra es nada menos que al Creador trabajando. Pero no solamente eso. Fíjense que con posterioridad, cuando la Biblia quiere hablar de Dios y utiliza como siempre metáforas, muchas de ellas descriptivas de Dios, son metáforas aplicadas al trabajo cotidiano o a los trabajadores habituales, a los que las personas reconocen como verdaderos hacedores del día a día. Por ejemplo, Dios es un alfarero, Dios es un edificador, Dios es un arquitecto, Dios es un jardinero, incluso Dios aparece hasta como músico, artista. Cuando Jesucristo emplea sus famosas y riquísimas parábolas, muchísimas veces el sujeto principal es un trabajador; a veces puede ser un pastor, otras veces puede ser sencillamente un albañil que edifica su casa sobre la arena o sobre la roca pero un verdadero trabajador, con lo cual el propio Jesús describe como la vida jamás está disociada del trabajo y que por, lo contrario, la vida plena, la más humana, la más potenciada, la más rica, es la que trabaja. Trabajar, el verbo, en la Biblia, es de fundamental importancia. Lo que la Biblia muestra es nada menos que al Creador trabajando. FORO •45